-¡Pero qué chicas más guapas
entran por la puerta! –dijo Louis.
-Va-va-vaya –dijo Liam atónito.
-Os habéis conjuntado –dijo Harry
notando que todas llevábamos leggins.
-Muy agudo Styles –dijo Helen
bromeando.
-No me llames así –dijo poniendo
pucheritos.
-Vale ricitos –dijo Helen
soltando una pequeña risa y después dándole un beso para que se le pasaran los
pucheros. Después de separarse Harry sonrió ampliamente, parecía que ya se le
había pasado.
-Estás guapísima –me susurró
Niall al oído.
-Como tú.
-¿Yo? ¡Pero si voy en pijama!
-Ya, pero tú siempre estás guapo,
te pongas lo que te pongas.
-¿Incluso con este pijama de
marcianitos?
-Y con ese pijama más todavía.
-Te quiero –dijo Niall.
Antes de que pudiera responderle
ya había juntado sus labios con los míos, y me besaba lentamente. Me cogió por
las piernas sin dejar de besarme y me depositó en su regazo después de sentarse
en el sofá. Después de unos minutos sin dejar de besarme nos separamos.
-Creo que este ha sido el mejor
beso que nos hemos dado, pero no el más especial –le susurré al oído.
-Puede ser… -dijo haciéndose el
interesante- Para mí el beso más especial fue la primera vez que pude rozar tus
labios, que pude sentir tu aliento cerca del mío.
-Iba a decir que ese había sido
el más especial de todos, y lo seguirá siendo –dije con una gran sonrisa
dibujada.
Me abrazó y estuvimos así un buen
rato, hasta que nuestras tripas empezaron a rugir.
-¿Qué ha sido eso? –preguntó
Ángela.
-Mis tripas –dijo Niall
levantando la mano.
-Y las mías –añadí yo. Todos se
rieron.
-Pues yo todavía no tengo nada de
hambre –dijo Louis.
-Ni yo –corearon los demás.
-Pues Niall y yo nos vamos a
comer fuera. ¿Te parece bien cariño?
-Claro, cogemos las cosas y nos
vamos.
Cogimos las chaquetas y nos
fuimos a la calle, sin rumbo fijo. Íbamos de la mano, paseando entre las calles
de Londres, buscando un sitio donde comer. Por el camino tuvimos que pararnos
varias veces para que Niall firmara unos autógrafos y se sacara unas fotos.
Incluso unas chicas me pidieron que me sacara una foto con ellas. Nada más
despedirnos de las chicas, encontramos un restaurante muy coqueto en el que no
había mucha gente, y decidimos entrar.
-¿Niall? –dijo una voz.
-¿Jake? –dijo Niall cuando se dio
la vuelta.
-¡Niall, cuánto tiempo! –le dijo
el chico abrazándole.
-Pues desde que me vine a X
Factor.
-Ya, perdimos el contacto.
-Con lo buenos amigos que éramos.
-Sí por cierto. No sabía que al
final habías montado el restaurante.
-Sí, lo monté hace como medio año
y va genial.
-Ya me alegro tío. Bueno, te
presento a mi novia Emma. Emma, este es Jake, un gran amigo mío de Mullingar.
-Encantada de conocerte .dije
dándole dos besos a Jake.
-Igualmente –respondió él - ¿Habéis
venido a comer?
-Sí, hemos estado dando una
vuelta y hemos venido a parar aquí. ¿Nos preparas una mesa? –aclaró Niall.
-Claro, ahora mismo.
En pocos minutos Jake tenía una
mesa un poco apartada preparada para nosotros. Nos preguntó lo que queríamos
comer, y le dijimos que le dejábamos la elección a su gusto. De primer plato
nos trajo una ensalada caprese, que estaba muy buena. De segundo solomillo con
patatas asadas y croutons, y de postre un bizcocho de chocolate caliente.
Estaba todo riquísimo. Pagamos, nos despedimos de Jake y le dijimos que
volveríamos algún día con los chicos.
-¿Qué te apetece hacer? –me preguntó
Niall agarrándome por la cintura.
-Pues si te digo la verdad, ir a
algún sitio divertido, porque hemos estado toda la semana de “tranquis” como
quién dice.
-Pues ya sé a dónde llevarte. Vamos.
Estuvimos caminando un rato hasta
que llegamos al sitio al que me quería llevar Niall. Estábamos en Hyde Park. Aunque
normalmente la feria con las atracciones la suelen poner en invierno, estábamos
en verano y había feria. Niall me dijo que era porque se celebraba el
aniversario del algo, no sabía de qué.
-¡Vamos a la montaña rusa! –dijo Niall
entusiasmado.
-¡Let’s go! –le respondí agarrándole
la mano y dirigiéndonos a la taquilla.
Montamos en un montón de
atracciones, y jugamos a varios juegos. Niall me consiguió un perrito de
peluche en uno de ellos. Cuando nos quisimos dar cuenta ya eran más de las
seis. Decidimos montar por último en la noria.
-Niall, le tengo un poco de miedo
a las norias.
-No pasa nada pequeña, yo estoy
contigo –dijo besándome.
-Prométeme que no me soltarás, de
verdad que le tengo mucho miedo.
-Te lo prometo -dijo dándole los
tickets al señor.
Nos subimos a una cabina los dos
solos. No era de esas que se movían, por tanto podíamos estar los dos en el
mismo lado. La noria se empezó a mover y yo me acurruqué fuerte contra el pecho
de Niall. Él me besó la cabeza y acarició mi pelo. Cuando estuvimos arriba la
cabina se paró y decidí observar el paisaje.
-WOW, esto es impresionante.
-Me encanta esta ciudad, pero yo
prefiero los pueblos pequeños, como Mullingar.
-Yo también, dónde yo vivo es
pequeño, lo que pasa es que tenemos otro al lado del nuestro.
-Algún día me tendrás que llevar
allí.
-Claro, no te preocupes. Todavía
nos queda toda la vida por delante.
-Y más.
Permanecimos abrazados hasta que
la noria se volvió a mover y acabó el viaje. Luego nos fuimos a dar una vuelta
por el resto del parque, pero al final decidimos irnos a casa. Cuando llegamos
a casa de los chicos no había nadie, pero había una nota en la nevera: “Hemos
ido a dar una vuelta, no sabemos si volveremos para cenar”.
-Pues voy a hacer una cosa –dijo Niall
acercándose a mí.
-¿Qué?
-Esto –dijo besándome
apasionadamente.
Cada vez me besaba con más
intensidad. Al principio me dejé llevar, pero luego Niall intentó ir un poco
más allá.