miércoles, 18 de julio de 2012

Capítulo 37.

Narra Liam.

Los gritos de Harry me habían despertado, pero Ángela todavía seguía dormida. La abracé por detrás y ella se removió entre mis brazos. Se dio la vuelta y nuestras narices quedaron pegadas.

-Buenos días princesa.
-Buenos días amor.
-¿Qué tal has dormido?
-Genial como cada vez que estás a mi lado.
-Aw, te quiero pequeña.
-Y yo -me dijo, luego me dio un pequeño beso en los labios.

Fuimos a desayunar con los demás, que estaban en la cocina. Niall y Emma todavía seguían dormidos. Preparamos el desayuno y esperamos a que se despertaran los dormilones. Sobre las 10 oí a los padres de Emma llamarla. Subí a ver qué querían. 

-¡Hola Liam! ¿Emma no está despierta? -dijo su madre.
-No, todavía no. ¿Queréis algo? Yo os lo traigo sin problemas.
-Pues tenemos un poco de hambre, así que si no te importa traernos el desayuno. Te lo agradeceríamos mucho Liam -dijo César.
-No es ninguna molestia, enseguida os lo subo.

Bajé a la cocina y puse en una bandeja unas tostadas con mermelada y dos tazas de café con leche. Les subí el desayuno y me quedé charlando animadamente con ellos hasta que acabaron y lo recogí. Al de 5 minutos de bajar a la cocina Emma y Niall se levantaron y desayunamos todos juntos, aunque nosotros ya estábamos acabando. Después Itsaso, Zayn, Marina y Louis se fueron a pasar el día fuera, y Ángela me dijo que nosotros también nos íbamos. Cogimos lo necesario para pasar el día fuera y salimos de la casa de Emma.

-Cariño, ¿a dónde vamos?
-No sé, paseemos y a ver hasta donde llegamos. Yo te voy diciendo qué es cada sitio.

Y así hicimos, fuimos recorriendo la ciudad, y mientras tanto ella me contaba todo lo que sabía de los diferentes sitios por los que pasábamos. Entre una cosa y otra se nos hizo la hora de comer y comimos en un pequeño restaurante italiano que dijo Ángela que poca gente conocía. Después me llevó en metro hasta un sitio que tenía playa que decía que se llamaba Plentzia, o algo así, casi no la entendía. Allí estuvimos tumbados en la arena besándonos y abrazándonos. Disfrutando el uno del otro. Se hizo de noche, y cuando nos íbamos a ir vimos a lo lejos a Niall y a Emma y les llamamos.


Narra Niall.


Antes de salir de casa Emma y yo preparamos unos sándwiches y cogimos algunas cosas de picar porque me dijo que nos íbamos de picnic a la playa. Desde que estaba allí todavía no había montado en el metro, pero para llegar a la playa había que cogerlo. Fuimos a un sitio llamado Plentzia, según ponía en cartel que reflejaba el trayecto del metro. Caminamos de la mano por la orilla de la playa, mientras el agua rozaba nuestros pies descalzos. Íbamos haciendo tonterías y salpicándonos con el agua, hasta que se subió a mi espalda y empezó a darme besos en el cuello.

-Pequeña, como sigas dándome besos en el cuello me voy a caer.
-¿Por qué? ¿Te desconcentro o te pongo nervioso? -dijo riendo.
-Ambas.
-Vale, me paro. ¿Pero me sigues llevando?
-Deja que me lo piense. A cambio de qué.
-¿Un beso?
-¿De qué tipo?
-De este.

Se bajó de mi espalda, rodeó mi cuello con sus manos e instintivamente yo puse las mías en su cintura. Se acercó lentamente a mis labios, y cuando estábamos a punto de besarnos me dio un beso de vaca en la mejilla y echó a correr. Corrí detrás de ella y cuando la alcancé la cogí, y la tumbé en la arena.

- ¿Y ahora cómo se supone que vas a escapar de mí? -dije mientras la cogía las muñecas.
-La verdad es que no quiero, quiero estar contigo para siempre y que me retengas a tu lado.
-Yo también cariño. Y ahora reclamaré lo que es mío-dije acercándome a sus labios.
-Encantada -dijo acabando con la distancia.

Fue un beso largo y con sabor a mar. Nos separamos y seguimos nuestro camino hasta un pequeño bosque al lado de la playa. Allí nos paramos a comer lo que habíamos traído a la sombra de un árbol. Estuvimos toda la tarde haciéndonos arrumacos, hasta que Emma se durmió apoyada en mis piernas mientras yo le acariciaba el pelo.

Pasaron dos horas y Emma seguía dormida. Había pasado la tarde respondiendo a las menciones de las fans, siguiéndolas y publicando cosas en Twitter. Cada vez que tengo un rato libre me gusta dedicarles un poco de tiempo a mis fans, sobre todo a aquellas a las que no hemos podido ir a ver todavía.
Estaba hablando con Harry por Whatsapp cuando Emma se despertó; ya había empezado a oscurecer un poco. Me dio un dulce beso en los labios y propuso ir a tomar un helado a una terraza. Allí estuvimos hasta que se hizo de noche, y cuando volvíamos para el metro oímos cómo alguien nos llamaba.

-¡Niall, Emma! -dijo Liam.
-¡Hola chicos! -dijo Emma cuando les vio.
-¿Qué hacéis aquí? -preguntó Ángela.
-Hemos venido de picnic, ¿y vosotros? Creía que estábais en Bilbao -respondí.
-Nos apetecía pasear por la playa -dijo Liam.
-Igual que a nosotros -dijo Emma. Hizo una pequeña pausa y prosiguió- ¿Volvéis ya para casa?
-Sí -respondieron ambos al unísono.

Nos montamos los cuatro en el metro. El trayecto era largo, así que estuvimos hablando todo el rato. De repente Liam y yo recibimos un mensaje a la vez. Lo abrí, era de Simon. Nos miramos y lo leímos. El mensaje decía que teníamos que volver en unos días, que había que ponerse a trabajar con el segundo disco. Volví a mirar a Liam, este bajó la mirada a modo de expresión de las pocas ganas que tenía de volver. Abrí el Whatsapp y les pregunté a los demás si habían recibido el mensaje, me dijeron que sí. Quedamos en decírselo a todas las chicas a la vez cuando llegáramos a casa. Ninguno de nosotros quería irse, pero el trabajo es el trabajo.






¡HE VUELTO! Gracias a todas esas personas que han estado apoyándome durante estos meses y me han ayudado a volver a escribir, sin ellas esto no habría sido posible. las dos personas más importantes han sido Cristina y Amaia. gracias por estar ahí desde el principio, gracias por confiar en mí y devolverme la ilusión. 
Espero que os haya gustado el capítulo, no es de los mejores, pero es una entrada para lo que vendrá después. Comentar si tenéis alguna idea :) ¡Os quiero!

domingo, 22 de abril de 2012

Parón temporal.

Queridas lectoras, malas noticias. Dejo la historia por un tiempo. Sé que llevo un mes sin publicar, y lo siento, pero no me llega la inspiración, no sé qué escribir, y mi tiempo cada vez es más escaso. Apenas quedan dos meses para que se acabe el curso y quiero dar el 100% de mi esta última evaluación. Ha empezado muy bien, porque para el primer examen estudié mucho y saqué muy buena nota, y quiero que sea así con todos lo exámenes. Así que tengo que hacer un sacrificio, y es dejar un poco apartada esta historia. No sabéis la cantidad de horas que me he pasado intentando escribir el siguiente capítulo, pero nada. Estoy en uno de esos momentos en que no te llega la inspiración. Y aprovechando su falta me estoy volcando más en los estudios, y quiero acabar bien este curso. Así que lo siento mucho chicas, espero que lo entendáis; si os ponéis en la piel de una servidora no sabréis lo difícil que me ha resultado tomar esta decisión, pero es lo mejor para mí. Gracias por vuestra comprensión y por el tiempo que os habéis tomado leyendo y comentando en estos 36 capítulos. Espero que este tiempo se pase pronto y volver con nuevas ideas. Muchas gracias. ¡Os quiero!

lunes, 26 de marzo de 2012

Capítulo 36.

Me desperté con el roce de unas manos en mi pelo. Llevaba despertándome igual todos los días desde que estábamos en mi casa. A Niall le gustaba verme dormir y como yo dormía más que él aprovechaba la oportunidad. Cuando vio que abría un ojo me dio un beso en la mejilla.

-Buenos días dormilona. No sé cómo eres capaz de dormir más que yo, ¡eres como una marmota!
-Yo también te quiero Niall -dije poniendo cara de enfadada.
-Sabes que lo decía de broma cariño.
-Lo sé bobo.

Miré a mi alrededor y no había nadie. Los sacos estaban recogidos y doblados en uno de los sofás. Se oía mucho ruido de la cocina así que supuse que estarían allí. Y así era, estaban desayunando todos alrededor de la mesa.

-¡Buenos días! Ya era hora -dijo Louis.
-Pero si son las diez y media Lou, que tampoco es tan tarde.
-Ya pero llevamos despiertos desde las nueve por culpa de Curly Boy que no paraba de decir en sueños "Helen, Helen".
-Ya lo tuvo que contar -susurró Harry entre dientes.
-No te enfades, ya sabes cómo es -le dije a Harry dándole un beso en la mejilla.
-Sí, sé cómo es. Y lo malo es que soy incapaz de enfadarme con él.
-Es lo que tienen mis encantos... -dijo Lou.
-...Que no los puede resistir nadie -acabó Marina.
-Ni siquiera tú te resististe.
-Yo no opuse resistencia Carrot -dijo Marina besando después a Louis.
-Chicos, Zayn y yo nos vamos a dar una vuelta, no sé si volveremos para la hora de comer -dijo Itsaso.
-Perfecto -dijo Ángela guiñándole un ojo a Itsaso.

Los dos tortolitos se fueron y Niall y yo nos pusimos a desayunar. Liam me dijo que les había subido el desayuno a mis padres a las diez porque me habían estado llamando, y a mi hermana se lo había subido Harry después de lo de Louis. Cuando acabamos Marina iba a enseñarle a Louis Bilbao, y Liam y Ángela  también iban por Bilbao, a recuperar el tiempo perdido paseando por sus calles. Todos dijeron que no volverían hasta la tarde. Así que nos quedamos Harry, Niall y yo. Decidimos salir a dar un paseo como el día anterior. Preparamos a mis padres y a mi hermana y nos fuimos a enseñarle la cuidad a Harry. En el tiempo que Niall llevaba aquí habíamos paseado todas las mañanas y tardes por diferentes lugares de la cuidad, y poco a poco se iba familiarizando con ella. No habíamos tenido muchos momentos para nosotros solos, estábamos pendientes de mis padres todo el rato. Harry con todo el cariño del mundo se ofreció a cuidar de los tres toda la tarde para que pudiéramos pasar Niall y yo una tarde a solas. Mis padres estaban encantados, ya que conocían a Harry de aquel verano que vinieron. Así que lleve a Niall a una playa a la que me gustaba ir cuando necesitaba desconectar.



Narra Itsaso.


Durante los últimos días en Londres entre Zayn y yo no pasó nada, pero a mí cada día me gustaba más. Cada vez que me abrazaba por la cintura un escalofrío recorría mi espalda, cada vez que su mano rozaba la mía una descarga eléctrica me sacudía. Con el sentía cosas que no había sentido con nadie. Intenso hormigueo en el estómago, sonrisa tonta al oír su nombre... Sabía que él sentía algo por mí, pero no sabía si era el mismo amor que sentía yo por él. Cuando vinieron por el cumpleaños de Liam fue una gran sorpresa, ninguna de nosotras se lo esperaba. Zayn vino hacia mí con su sonrisa perfecta y me abrazó. Me dijo que al día siguiente tenía que decirme algo importante. Nada más despertarse Emma nos fuimos a dar una vuelta por Bilbao, y enfrente del museo Guggenheim se paró y se sentó en un banco.

-¿Qué te pasa?
-Nada, solo quiero decirte lo que te comenté ayer.
-Adelante, te escucho.
-Itsaso, desde que te fuiste de Londres los días se me han hecho eternos sin ti. Pensé que lo soportaría pero no fue así. Un fuerte dolor inundaba mi pecho, como si me faltase la respiración, como si una parte de mi corazón no estuviera conmigo. Y es porque esa parte la tienes tú, porque tú has robado mi corazón. Desde el momento en el que apareciste en ese aeropuerto algo en mi se removió, y una serie de sensaciones que no había experimentado hasta ese momento aparecieron. A medida que pasaban los días se hicieron más fuertes y para cuando me di cuenta de lo mucho que te necesitaba ya te habías ido. No quería fastidiarla, quería estar seguro de lo que sentía antes de decirte nada. Eres la pieza que completa mi puzzle, la que he estado buscando durante tanto tiempo, la que necesito para sobrevivir. Que no sé si podré estar un día más sin ti, que te necesito a mi lado para ser feliz, para poder seguir adelante. Que te quiero.

No me salían las palabras. Solo fui capaz de articular un "Yo también te quiero Zayn". En ese momento él sonrío y se acercó lentamente hacía mi. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó con la mayor dulzura posible. Coloqué mis manos alrededor de su cuello y me dejé llevar. Fue un beso largo, intenso, esperado. Separamos nuestros labios cuando nos faltó el aire, pero mantuvimos nuestras frentes pegadas. Ambos sonreímos como nunca lo habíamos hecho.
Cogí su mano y comenzamos a caminar. Algunas fans se paraban y se hacían fotos con él, pero se fueron enseguida. Nosotros seguimos nuestro paseo por Bilbao hasta que nos entró el hambre y entramos a comer en un restaurante. Al acabar la comida, él, muy cabezota, acabó pagando. Después fuimos al parque de doña Casilda y nos tumbamos en el césped hasta que anocheció. Entonces fuimos a casa de Emma y les contamos lo que había pasado, porque al vernos entrar muy juntos empezaron a hacer preguntas.









Siento mucho mucho mucho no haber subido en tantos días. No estaba inspirada, y hoy tampoco, pero para celebrar las 10000 visitas he escrito este capítulo. Es un poco corto, lo sé, espero que me perdonéis. Bueno, quiero dar las gracias a todas las que me leéis porque gracias a vosotras esto sigue adelante, porque me dais ánimos para seguir. También quiero decirles algo a dos personas que comentaron en el capítulo anterior. La primera es "Anónimo", como u propio nombre lo indica, no sé quien eres, pero te agradezco mucho tu comentario. Y la segunda es "#", no me deja ver tu perfil así que no puedo ver tu historia. Todo el que quiera mandarme el link de sus historias, que me siga en Twitter, y el que quiera que le avise de los capítulos o comentarme algo y que les responda también. Es @Love_1DBoys. Gracias por vuestra paciencia y compresión, sois las mejores. ¡Os quiero!

miércoles, 14 de marzo de 2012

Capítulo 35.

Hacía varios días que Ángela no paraba de decir que no iba a estar con Liam el día de su cumpleaños, que no le iba a poder ver... A todas nos daba pena no poder estar el día del cumpleaños de Liam, pero cuando Niall volviera le llevaría nuestros regalos. Estas últimas dos semanas Liam y yo habíamos hablado mucho, nos veíamos todos los días por el Skype y estábamos varias horas charlando. Ya le había dicho que tenía su regalo, y que se lo llevaría Niall, pero él me decía que no quería regalos y yo le dije que no se podía devolver. 

Ese día 29 había llamado a Liam pronto para felicitarle, pero no me cogió el teléfono. Sobre las 11, un par de horas después de haberle llamado, el timbre de casa sonó, no esperábamos a nadie, pero Niall fue corriendo a abrir. De repente alguien me tapó los ojos con las manos.

-Niall, ¿para qué me tapas los ojos?
-Ah, bien, o sea que ya no reconoces el perfume de tu mejor amigo, vale, muchas gracias.

Me di la vuelta y allí estaba, con una amplia sonrisa en la cara. Me levanté del sofá y fui a abrazarle con todas mis fuerzas, no le había visto en persona desde el día 9. Veinte días... demasiado tiempo. Se separó de mí y me dio un beso en la mejilla. Como un haz de luz volvió a mi cabeza el pensamiento de que hoy era el cumpleaños de Liam, así que le tiré de las orejas y le canté el cumpleaños feliz, aunque no comprendió mucho de lo que decía. Luego fui a saludar a los demás, Harry y Louis me levantaron por los aires y Zayn fue más moderado y me dio un abrazo. Subí a la planta de arriba y les dije a mis padres que teníamos visita, que habían venido los amigos de Niall, y me dijeron que subieran, ya que ellos no podían moverse de la cama. Los chicos subieron y fueron muy amables con mis padres. Cuando acabamos fuimos a darle una sorpresa a mi hermana, que todavía seguía dormida la muy dormilona. Niall fue a por mi guitarra y se colocaron todos alrededor de la cama de mi hermana y comenzaron a cantar. Mi hermana poco a poco fue abriendo los ojos y les vio a los 5 allí, y pegó un pequeño grito. Los chicos la abrazaron y le firmaron unas cuantas cosas que tenía allí, estaba muy ilusionada. Les pedimos a los chicos que bajaran al salón ya que tenía que asear a mi hermana y a mis padres, porque no podían solos. Cuando acabamos la bajé subida a mi espalda y la senté en el sofá mientras le preparaba el desayuno. Les pregunté a ver si querían tomar algo y me dijeron que no. Mi hermana desayunó y decidimos llamar a las chicas para que vinieran. Al de 20 minutos estaban todas allí, ya que les dije que era urgente. Cuando les abrí la puerta se quedaron asombradas.

-No no no no no puedes ser -empezaron a tartamudear.
-¡Chicas! -gritaron todos abriendo los brazos.
-¡Chicos! -respondieron ellas yendo a refugiarse en los brazos de sus respectivas parejas.

Marina y Ángela no se cortaron ni un pelo con Louis y Liam. Zayn e Itsaso no fueron tan demostrativos como los demás, ya que no eran pareja, pero también se abrazaron. El resto de la mañana nos la pasamos hablando, y cuando llegó la hora de comer hice comida para los trece. Como todos los días, Niall me ayudó a cocinar, siempre lo hacía, fuéramos 2 o 30, le daba igual. Hicimos algo sencillo para nosotros y los platos de la dieta que les había mandado el doctor a mi padres. Mi madre hacía un par de días que había empezado a caminar con las muletas, así que entre ella y yo bajamos las escaleras en dirección al salón. En cambio mi padre todavía no caminaba, y esos días nos habíamos apañado Niall y yo para bajarle a pulso por las escaleras, pero hoy los chicos se ofrecieron con mucho gusto a bajarle entre todos y que pudiéramos comer juntos.
Al acabar de comer recogimos todo y fuimos a dar una vuelta, ya que hacía muy bueno. Yo empujaba la silla de mi madre, Niall la de mi padre y Harry la de mi hermana. Habíamos salido así todas las tardes desde que volvimos a casa después del accidente, cada día una de las chicas se turnaba apara llevar la silla de mi hermana, pero hoy como Helen se había tenido que quedar en Londres, Harry llevaba a mi hermana. Iban conversando animadamente, ella no dejaba de contar chistes malos en inglés, y él de intentar hablar en castellano. La verdad es que mi hermana tenía muy buen nivel de inglés, ya que había ido desde pequeña a la academia, y eso que solo tenía 10 años. Llegamos al parque del centro de la cuidad y nos sentamos en unos bancos que había. 
A la hora de merendar compramos unos helados en la heladería y volvimos para casa. Las chicas se pararon en sus respectivos hogares para coger los regalos de Liam. Cuando llegamos ya eran casi las ocho y decidimos montar una pequeña fiesta para celebrar el cumpleaños de Liam.

-¿Qué os parece si pedimos unas pizzas y celebramos el cumpleaños de Liam?
-Estaba deseando que lo propusieras -dijo Louis.
-Hasta hemos traído los regalos de Liam -comentó Harry.
-¿Más regalos después de haberme regalado el billete de ida y vuelta hasta aquí? ¡Venga ya!
-Sí, más regalos -dijo Zayn con cara de pillo.
-Ya os dije que no quería nada.
-Pero a todos los aquí presentes nos da igual que no quieras nada, te vamos a comprar regalos por tu cumpleaños igualmente -dijo Ángela.
-A mí con verte estos días ya me basta como regalo.
-OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH -coreamos todos.
-Bueno, empecemos con los regalos y luego ya cenamos -dijo Niall.

El primero fue Zayn que le regaló unas playeras de correr que Liam llevaba mucho tiempo buscando pero que no había encontrado en ningún sitio. El segundo fue Louis que le regaló unas clases de conducir impartidas por él y una camiseta que ponía "Louis es el mejor profesor de conducción del mundo", que tenía que llevar durante las clases. Todos estallamos en carcajadas y nos pusimos a llorar de la risa. Después fue Harry que le compró, junto con Helen, unas entradas para ver un partido de la NBA para cuando fueran de gira. Luego prosiguieron Marina e Itsaso con su regalo, que era la camiseta de esa temporada de los Lakers para que se la pusiera en el partido; se habían compinchado con Harry y Helen. La siguiente fue Ángela que le regaló un fin de semana romántico para los dos. Y por último, Niall y yo. Al ser nuestro mejor amigo habíamos comprado un regalo cada uno y luego uno entre los dos. Primero le di el mío, que era un álbum con fotos nuestras y una carta. Luego Niall sacó su gran regalo. Por la forma ya se suponía lo que era, pero aún así Liam lo abrió. De aquella funda sacó una guitarra preciosa con su nombre grabado y una dedicatoria de Niall. Y para acabar, le dimos el regalo que le habíamos comprado entre los dos. Era una cámara semi-réflex para que Liam pudiera sacar ese talento que tenía y que a muchos había ocultado. Después de todos los regalos, nos fue abrazando a todos. Vino con los ojos llorosos hacia donde estábamos Niall y yo.

-No me quedan palabras para agradeceros los regalos y todo el apoyo y el cariño que me dais. Os quiero -dijo para después fundirnos en un abrazo.
-Nosotros a ti también Liam.

Tras los agradecimientos y la cena, los chicos tenían intención de irse a su hotel, pero les prohibí rotundamente que se fueran. Saqué todos los sacos de dormir que tenía de cuando mi padre era instructor de campamentos y los repartimos por el salón. Acostamos a mis padres y a mi hermana en el piso de arriba y bajamos a dormir todos juntos en el salón.

lunes, 12 de marzo de 2012

Capítulo 34.

-Niall, tengo miedo, miedo de perderles. Me han dicho que puede que mi padre no vuelva a caminar, y a mi madre la operan mañana. Estoy muy asustada -dije entrecortadamente.
-Escúchame, todo va a salir bien ¿vale? Se recuperarán -dijo dándome un beso en la parte alta de la cabeza.
-Eso espero...

Caminamos hacia dentro; primero fuimos a ver a mi hermana. Enseguida le salió una sonrisa al ver a Niall entrar por la puerta, era fan de los chicos. Ellos hablaban animadamente mientras yo les observaba, me gustaba ver a mi hermana sonreír en este momento tan difícil. Luego fuimos a ver a mis padres, los dos tenían mejor cara, incluso hablaban con normalidad. Al de media hora vino un médico y nos dijo que teníamos que dejarles dormir. Fui a darle un beso de buenas noches a mi hermana y Niall se ofreció a quedarse con ella, mientras yo me quedaba con mis padres. Me despedí de Niall con un pequeño beso y fui a la habitación de mis padres. Me costó mucho encontrar la postura para estar cómoda en aquellas horribles sillas. 

Tuve gran parte de la noche para pensar, ya que solo dormí cuatro horas. Estuve pensando en que no podía dejar que Niall diera de lado a los chicos porque mis padres estaban enfermos, él lo significa todo para mí, pero mis padres me necesitan ahora más que nunca. Así que cuando acabaran las vacaciones le diría a Niall que se fuera con los chicos a la gira nueva, que podría permitirme que se quedara conmigo. 

Entre una cosa y otra, ya era hora de que mi madre entrara a quirófano, así que la desperté suavemente para que estuviera lista para cuando el médico llegara. Al poco rato, entró con dos celadores y se la llevo. Yo le susurré al oído que fuera fuerte y que la esperaba después de la operación. Cuando metieron a mi madre, mi padre todavía seguía durmiendo y fui a ver a mi hermana. Entré sigilosamente en la habitación y Niall y ella estaban dormidos dados de la mano, estaban muy guapos los dos. Mi hermana había recuperado color, y se la veía mejor. Me acerqué hasta Niall y le besé la mejilla, este hizo un ligero movimiento y abrió los ojos, sin dejar de estrechar la mano de mi hermana.

-Buenos días amor -me dijo dulcemente.
-Buenos días cariño, venía a decirte que a mi madre ya la han metido a quirófano.
-Vale. Oye... te veo mala cara, ¿has dormido bien?
-Apenas cuatro horas. Me he pasado toda la noche pensado.
-¿En qué?
-Mira Niall, por ahora te dejo que te quedes aquí conmigo, pero luego prométeme que cuando acabe el verano te irás con los chicos de gira ¿vale?
-Pero yo no quiero dejarte aquí sola con todo el marrón...
-Ni peros ni nada cariño, tú tienes tu carrera, y me odiaría a mi misma si te dejara quedarte mientras los chicos están de gira.
-Está bien, pero te prometo que cada día libre que tenga vendré a verte, que reservaré todos de semana posibles para poder estar a tu lado.
-No sé como puedo querer tanto a una persona, eres impresionante.
-Tú me haces impresionante.

Dicho esto nos fundimos en un cálido beso. No podía pedir más de él, me apoyaba siempre, me mimaba como a una princesa... Y todo esto había pasado en menos de dos semanas. Es surrealista, pero es mi vida. Cuando nos separamos mi hermana comenzó a despertarse, vaya casualidad. Los médicos vinieron a hacerle la revisión y nosotros nos fuimos a desayunar. Niall pidió dos cafés y un bocadillo para cada uno. Desayunamos tranquilamente y luego volvimos a donde mi hermana. El médico nos dijo que la habían llevado a realizar una radiografía en nuestra ausencia y que las fisuras eran menos graves de lo que parecían, que la pierna y el brazo curarían en menos de un mes, aunque las costillas tardarían más. Luego fuimos a ver a mi padre, que ya estaba despierto y el médico con él.

-Bueno César, parece que al final si podrá caminar. Estuvimos revisando diferentes especialistas y yo las radiografías y los escáneres y dio la casualidad e que tuvimos un problema en la impresión de todas ellas que causó que pensáramos que se había quedado parapléjico, pero no.
-Oh, muchas gracias doctor, es una gran noticia -dije yo.
-No ves como las cosas iban a mejorar -me susurró Niall al oído.
-Parece que sí.
-Bueno, y su madre señorita Robles, se encuentra en el postoperatorio, la operación ha salido satisfactoriamente y estamos esperando a que se despierte.
-¿La podré ver cuando despierte?
-Claro, la avisaré.
-Muchas gracias doctor.
-De nada.

El doctor salió por la puerta dejándonos solos a los tres.

-No sabes cuanto me alegro aita de que fuera una falsa alarma.
-Y yo cariño, y yo. 

Nos quedamos hablando con él mientras esperábamos a que mi ama se despertara. Mi padre y Niall se conocieron más, y compartieron su gran sabiduría sobre fútbol. Se notaba que le agradaba Niall, y que le hacía feliz que estuviera conmigo. Al de un rato el médico vino y me dijo que ya podía pasar, y les dejé allí hablando a los dos. Estaba en una camilla un poco incorporada bebiendo agua y con una venda en la cabeza, tenía mejor cara.

-Hola cariño.
-Hola ama, te veo mejor. 
-Eso dice el médico, me ha quitado todos los trozos y me han rellenado los huecos del cráneo con una pasta que se osifica.
-Eso me ha comentado. Por cierto, las radiografías de aita estaban mal, y va a poder caminar otra vez. 
-¡Gracias a Dios!
-Y tanto.
-¿Y tu hermana qué tal?
-Bien, dicen que las roturas eran menos profundas de lo que parecían y que sanarán en menos de un mes, pero que las costillas tardarán más. 


Los días fueron pasando y mi familia iba mejorando poco a poco. Al de unos días le dieron el alta a mi hermana y nos fuimos los tres a casa, mientras mis padres seguían en el hospital. Yo me quedaba a dormir todas las noches a dormir y luego Niall venía con mi hermana por la mañana a hacerme el relevo y que descansara un poco, pero después de comer volvía a ir. Mis padres se llevaban genial con Niall, y le tenían mucho aprecio. Al de tres días del accidente llegaron las chicas, y me dijeron que habían anulado la reserva del hotel y explicándole todo a la casera, y que sin problemas les habían devuelto el dinero que había pagado por esas dos semanas que quedaban. Los chicos habían aprovechado los días que quedaban para ir a ver a sus familias.

Sin dame cuenta ya estábamos en la última semana de agosto. Ya les habían dado el alta a mis padres y estábamos en casa todos. Yo había decidido retirar mi inscripción de la universidad por motivos de salud familiar y buscar un trabajo para poder mantener la casa mientras mis padres no podían trabajar.

Un día, recibimos una visita inesperada. El día 29 de agosto.

viernes, 9 de marzo de 2012

Capítulo 33.

Me desperté antes que Liam. Estaba muy guapo cuando dormía, con esa carita de ángel que derrite a cualquiera. Le di un leve beso en los labios y abrió los ojos.

-Buenos días princesa -me dijo con voz adormilada.
-Bueno días dormilón, ¿has dormido bien?
-A tu lado es imposible no hacerlo.
-¿Te he dicho alguna vez que te quiero?
-No, creo que no -dijo soltando una carcajada.

Nos quedamos un rato más en la cama, entre besos, caricias y abrazos. Después hicimos el desayuno entre los dos. Cuando acabamos Liam fue a darse una ducha, y yo llamé a las chicas.

-¿Sí, quién es? -dijo Emma.
-Ah, muy bonito, ni siquiera miras quién es, vale vale.
-Oh, eres tú pequeña. chicas, acercaros que es Ángela. Ya estamos.
-Hola chicas.
-Hola -respondieron las dos a coro.
-¿Nos lo vas a contar o qué?
-Sí, impacientes.

Les conté todo lo que había pasado la noche anterior y ellas no hacían más que soltar largos "Oh". Estuve hablando un rato más con ellas y luego me fui a darme una ducha. Subí arriba y justo Liam salió del baño, cogí mis cosas, le di un pequeño beso en los labios y me metí en la ducha. Al de media hora ya estábamos los dos preparados y decidimos volver a casa.


Narra Emma.

Después de hablar con Ángela quedamos con los chicos para dar una vuelta por Londres. De repente, mi teléfono comenzó a sonar.

-¿Sí?
-¿La señorita Emma Robles?
-Sí, soy yo.
-Mire, llamo del hospital de Cruces. Tengo malas noticias que darle.
-¿Ha pasado algo? -dije preocupada.
-Intentaré decirle esto de la manera más dulces posible. Sus padres y su hermana acaban de ingresar, han sufrido un accidente de tráfico.
-¿Y cómo están? -pregunté apresuradamente.
-Están muy graves, ha sido un gran accidente.

En ese momento mi tez se volvió pálida. Me paré. Se me cayó el mundo encima. Niall se dio cuenta y retrocedió. Las lágrimas comenzaban a resbalar por mis mejillas descontroladamente. Niall no paraba de preguntarme qué me pasaba.

-¿Señorita, sigue ahí?
-Sí -dije como pude.
-Nos han informado de que está en Inglaterra, pero necesitamos que venga a firmar unas autorizaciones. Usted es la única que puede firmarlas.
-Claro, cogeré el primer vuelo para España. Por favor, mantengalos con vida hasta que llegue.
-Haré todo lo que este en mi mano, descuide.
-Muchas gracias doctor, nos vemos pronto.

Colgué y me puse a llorar más aún, no podía haberles pasado esto. Niall aunque no sabía lo que me pasaba me abrazaba, y los demás ya se habían acercado a nosotros. Tuve que tomar una decisión muy dura, pero era lo mejor.

-Nunca olvides que te quiero Niall.

Le di un beso en los labios y eché a correr. Cuando reaccionó comenzó a seguirme, pero yo ya había parado a un taxi que me llevaría al aeropuerto. Consulté los vuelos que salían hacia Bilbao desde el móvil, y conseguí reservar un billete. A los 20 minutos de montar en el taxi ya estaba en el aeropuerto de Heathrow cogiendo mi billete. Tuve suerte y el vuelo salió enseguida. Por el camino, Niall me había mandado muchos mensajes y me había llamado varias veces, pero hasta que no estuve en el avión no le respondí.

Niall, mis padres han sufrido un accidente de tráfico, tengo que volver a España. Sé que no ha sido lo mejor, pero no sería capaz de darte explicaciones cara a cara y hacer que te quedaras en Londres. Sé que no me vas a hacer caso, pero quédate allí, y las chicas también, no vengáis. Te quiero mucho.

Acabé escribirle el mensaje entre lágrimas se me hacía muy duro. Pero ahora tenía que ser fuerte, tenía que mantenerme delante de mis padres y de mi hermana. Sumida en mis pensamientos se me pasó el viaje rápido. Al bajar del avión recibí un mensaje de Niall.

Voy para allá con tus cosas, no pienso dejarte sola en esto. Me quedaré el tiempo que haga falta y no se hable más. Te quiero muchísimo.

No le contesté, sabía que en menos de dos horas le tendría a mi lado y no podría rechistar. Salí del aeropuerto y paré un taxi que me llevó hasta el hospital de Cruces. Una vez allí volví a correr hasta la urgencia. Ya habían pasado casi dos horas y media desde que recibí la llamada del doctor, pero habrían pasado más desde el accidente. Enseguida di el nombre de los tres y me llevaron a las habitaciones. Mi hermana estaba en el área de niños y mis padres en la de adultos. Primero fui a ver a mi hermana.

-Ha sufrido una gran contusión en las costillas, ya que el coche ha impactado de lado. Y se ha roto una pierna y un brazo, pero está estable. Han sido roturas limpias, y eso curará antes -me dijo el doctor antes de entrar en la habitación.
-¡Tata! -dijo mi hermana entre lágrimas.
-Ya estoy aquí cariño, no te preocupes.
-Tengo mucho miedo.
-No pasa nada, saldremos de esta, siempre lo hacemos.

Estuvimos un buen rato abrazadas y hablando. Le dije que luego volvería, que iba a ver a nuestros padres. Le di un beso en la mejilla y me fui. El doctor me acompañó hasta la habitación mientras me explicaba el estado de mis padres.

-Su madre ha sufrido una grave contusión en la cabeza, y probablemente tengamos que operar. También se ha roto el brazo derecho y algunas costillas. Y su padre... ha sido el peor parado, el coche chocó por su lado y tiene graves contusiones por toda la cabeza, y puede que no vuelva a caminar.

Intenté mantenerme entera pero no pude evitar echarme a llorar, se podía haber quedado parapléjico. Iba a ser muy duro para él. Recuperé la compostura y me adentré en esa habitación.

-Emma -susurraron los dos con un hilo de voz.
-No habléis, estáis muy débiles, conservar las fuerzas para poneros bien.

Me quedé en esa habitación hasta bien entrada la tarde. De vez en cuando iba a visitar a mi hermana y estaba un rato con ella. El doctor me dijo que al día siguiente por la mañana operarían a mi madre. 

Al caer la noche fui a comer algo a la cafetería ya que no había comido nada en todo el día. Cuando me disponía a entrar a Urgencias otra vez, le vi parado delante de la puerta, mirando si me veía dentro. De repente, se dio la vuelta y vino corriendo hacía mi. Me abrazó todo lo fuerte que pudo, y yo, enterré la cabeza en su hombro y lloré.

-Ya estoy aquí pequeña, todo va a salir bien -me susurró Niall al oído.






Lo siento, lo siento, lo siento. Lo siento mucho. Sé que he estado demasiados días sin publicar, pero todo tiene un motivo. He estado hasta arriba de exámenes, hoy he tenido tres, así que con eso os lo digo todo. El lunes tengo los dos últimos, y por el ajetreo de esta semana, he decidido darme un homenaje y pasarme toda la tarde sin estudiar, y buscando ideas para los capítulos. Espero que lo entendáis. Comentar con lo que os parezca. Gracias a todas. ¡Os quiero!

miércoles, 22 de febrero de 2012

Capítulo 32.

Todo estaba iluminado por velas, nada de luz artificial. A la derecha había unos sofás y la televisión. De frente había una mesa con otro ramo de rosas como centro y cubiertos para dos personas. A la izquierda se podía distinguir la cocina. La luz de la luna entraba por los grandes ventanales que recorrían la pared de enfrente, y le daban ese aire romántico. Me di la vuelta y besé a Liam en la mejilla, él me abrazó.

-Gracias, gracias, gracias. 
-No hace falta que me las des.
-Es perfecto.
-Como tú.

Había conseguido que me sonrojara, y al notarlo me agarró por la cintura y me condujo hasta la mesa. Como un caballero, retiró mi silla para que me sentara. Él se fue a la cocina a terminar de preparar la cena. En seguida vino con un plato, que supuse que era para los dos. La cena transcurrió tranquila, todos los platos los había preparado él. Hablábamos de nosotros, y del tiempo que quedaba para que nos fuéramos. Sin darme cuenta solo quedaba una semana para irnos. Echaría de menos a los chicos, demasiado.

-Hey, ¿qué te pasa?
-Nada, solo que pensaba que falta una semana para irnos, y que os voy a echar mucho de menos a todos.
-No pienses en eso ahora, disfruta de nuestro momento. 
-Eso haré, gracias Liam, eres un amor.
-Algo me han comentado.
-¿Ah sí? Creído -dije fingiendo enfadarme.
-Era broma preciosa -dijo acercándose a darme un beso en la mejilla - Voy a por el postre y salimos fuera.

Liam trajo un bol enorme de fresas y un bote de nata. Nos sentamos en un sofá que había en la terraza uno al lado del otro a disfrutar de las vistas y del postre.

-¿Confías en mí? -me preguntó Liam.
-Claro.
-Pues cierra los ojos, que vas a tener que intentar comerte la fresa. Yo la dejo en un sitio fija y te voy dando indicaciones ¿vale?
-Esta bien, pero igual mejor me pongo el pañuelo, así no veo.
-Vale, estoy listo.
-Y yo.
-Derecha. Un poco más. Ahora hacia delante. Más, más, más.

Podía oír su respiración y su voz muy cerca. ¿Dónde había puesto la fresa?

-Ya lo tienes, dale un pequeño mordisco a la fresa.

Abrí un poco la boca para darle un mordisco a la fresa pero unos labios se posaron en los míos. Sabían a fresa y a nata. Noté como me desataba el pañuelo del pelo y posaba su mano en mi cabeza. Puse mis manos en su cuello y continué con el beso. Sin duda era uno de los mejores besos que me habían dado, sin prisas, disfrutando del momento, enredando poco a poco nuestras lenguas. Al cabo de un par de minutos el beso terminó, pero Liam mantuvo su frente pegada a la mía, y me dio un pequeño beso en la nariz. Después me susurró unas palabras al oído.

-Nunca pensé que conocería a una persona que me hiciera sentir tantas cosas como tú. Apenas 3 días y ya haces que me flojeen las piernas al verte. Haces que me sienta un chico normal de 18 años que tiene un poco de miedo a mostrarse como es. Pero tú haces que ese miedo desaparezca, que me sienta cómodo hablando contigo, que sepa que puedo confiar en ti. Y eso lo has conseguido en un límite de tiempo increíble. La primera vez que te vi en el aeropuerto lo primero que pensé fue: "Qué hermosa es" La verdad es que no pensé que pudiera sacar el valor suficiente como para pedirte una cita, pero aquí estoy, después del beso más maravilloso de mi vida intentando buscar las palabras para decirte lo que siento por ti. Las mariposas en mi estómago no dejan de revolotear, pidiéndome a gritos que te diga lo más importante. Y lo más importante es que te quiero. 

Una lágrima resbalaba por mi mejilla. Nadie me había dicho unas palabras tan bonitas antes. No me salía la voz, estaba tan emocionada que lo único que pude hacer fue volver a darle un beso a Liam, esta vez más corto que el anterior.

-¿Lo puedo tomar como un sí a la pregunta que todavía no te he hecho?
-Sí, claro que sí. Sí que quiero salir contigo Liam -dije esbozando una amplia sonrisa.

Como respuesta me besó, más lentamente que el primer beso. Nos separamos y me apoyé en su hombro. Nos quedamos en el sofá hasta que cayó la noche, luego subimos a la habitación a descansar. Mientras Liam estaba en el baño me puse lo que Emma me había metido en la mochila, unos pantalones cortos de pijama y una camiseta también de manga corta. Cuando acabé Liam salía del baño con unos pantalones cortos y la ropa que se había quitado en la mano. Se tumbó en la cama y yo a su lado. Me dio un último beso y los dos nos dormimos abrazados. 

De repente, noté una caricia en la cara y como alguien susurraba mi nombre. 

-Ángela, está amaneciendo. ¿Vamos a verlo al balcón?
-Claro, espera que cojo una manta.

Cogí la manta y nos tapamos con ella. Salimos a la terraza y vimos el amanecer abrazados. 

-Dicen que si besas a la persona a la que quieres mientras amanece vuestro amor durará eternamente.
-¿Sí? Pues yo no veo a esa persona.
-Imbécil -dije dándole un pequeño golpe en el brazo.
-Pero me quieres.
-Y mucho.

Nos fundimos en un cálido beso mientras acababa el amanecer. Luego subimos otra vez a la habitación y dejamos que Morfeo nos llevara con él hasta la mañana siguiente.

jueves, 16 de febrero de 2012

Capítulo 31.

Me levanté el primero, así que mientras hacía tiempo para que desayunáramos todos juntos, me di una ducha. Tras 10 minutos bajo el chorro del agua caliente salí con la toalla envuelta en la cintura, y me un chándal para poder estar cómodo. Preparé una mochila con unos calzoncillos limpios, un pijama, unos vaqueros, una camiseta de manga corta y unas zapatillas, y dejé lo que me iba a poner a la noche metido en un porta-trajes para que no se arrugara, y fui a preparar el desayuno. Estaba animado, así que fui hasta el Starbucks de la esquina a por unos cafés para los chicos.Cuando volví ya estaban todos en la cocina.

-¡Buenos días! -dije posando la bandeja del café en la mesa.
-Buenos días -dijo Niall abrazándome -Hoy es tu gran día.
-Sí, estoy deseando verla. Por cierto, os he traído cafés.
-Bien, gracias bro -dijo Louis mostrando una espléndida sonrisa.
-Ya llegamos con las tostadas -dijeron Harry y Zayn.

Desayunamos riendo como siempre, y les dije a los chicos que al final no hacía falta que hicieran ellos la compra que ya la hacía yo, pero ellos insistieron en acompañarme, así que en menos de 15 minutos se ducharon, se vistieron y nos montamos en el coche. Ya que íbamos al supermercado aprovechamos para hacer compra para casa. Así que Niall me acompañó a mi a por las cosas para la noche y los demás fueron a hacer el resto de la compra. 
-Niall, ¿puedes llamar a la floristería a la que vas tú y decirles que me guarden dos docenas de rosas?
-Claro, ahora mismo llamo -dijo alejándose un poco.

A los pocos minutos volvió y yo ya había terminado de coger las últimas cosas que necesitaba para la cena.
-Ya está, pásate a buscarlas a la tarde.
-Bien, muchas gracias. Yo ya he terminado así que podemos ir a pagar.
-Vale, vamos.

En la cola nos encontramos con los chicos. Parecía que llevaban comida para 30 en vez de para 5. Pusieron la excusa de que era por si alguna vez venían las chicas a casa. Cuando terminamos de pagar lo metimos todo en el coche y volvimos a casa. Zayn se puso a hacer la comida mientras los demás metían lo que habían comprado en la nevera y en los armarios. Yo por mi parte fui a donde Simon a por las llaves. No quedaba lejos el estudio así que en vez de coger el coche fui andando.

-Hola John, me ha dicho Simon que me pasara a por las llaves.
-Sí, justo se acaba de ir, pero me ha dicho que si te pasabas que te las diera. Aquí tienes.
-Muchas gracias.
-De nada -dijo mostrándome una sonrisa -Hasta otra Liam.
-¡Adiós John!

Volví a casa y los chicos ya estaban esperándome para comer. Comimos y cargué todas las cosas en el coche, recogí las flores y me dirigí a la casita de Simon. Preparé las flores, la mesa y la cena. Después me cambié de ropa, cogí una de las docenas de rosas y me dirigí al hotel de las chicas a recoger a Ángela.


Narra Ángela.

Eran las 9 de la mañana cuando abrí los ojos. Las chicas seguían dormidas, así que las desperté con todo el cariño del mundo. Aunque alguna que otra me mandó a la mierda. Pero en seguida se dieron cuenta de que hoy era el gran día y se levantaron todas como rayos. Nos vestimos con ropa cómoda para ir de compras, cogimos lo necesario y bajamos a desayunar.

-Bueno Emma ¿a dónde vamos a ir?
-Al centro comercial al que me llevaron Zayn y Harry, pero hay que coger el autobús así que daros prisa monas -dijo riendo.

Las cuatro nos acabamos el desayuno y nos dirigimos a la parada del autobús. Justo cuando llegamos el autobús paraba y tuvimos que echar una pequeña carrera para que no se fuera. Tardamos 20 minutos en  llegar, estaba un poco lejos.

-Bien señora guía, ¿a qué tienda? -dijo Marina riéndose.
-Donde me compré yo mi vestido. ¡Ah! Y obligatorio comprarse todas un vestido, nunca se sabe.
-No me lo digas dos veces-dijo Itsaso.

Entramos en la tienda y nos probamos más de 10 vestidos cada una. Como Emma ya tenía el suyo nos hacía de jurado. Después de probármelos estaba entre dos. Uno rojo de palabra de honor con la falda globo y otro gris más ajustado con un hombro al descubierto.

-Chicas, no sé cual llevarme, es que me gustan mucho los dos.
Las tres se miraron y asintieron.
-¡Los dos! -dijeron a coro.
-No puedo, me quedaría casi sin dinero para lo demás.
-Por eso no te preocupes hija, que uno te lo pagamos nosotras -dijo Marina sonriente.
-No no no no no, de eso ni hablar.
-Venga, no seas tonta, déjanos. Será tu regalo de cumpleaños adelantado -dijo Emma.
-Eso, venga Ángela, que te quedan los dos de muerte -insistió Itsaso.
-Está bien...-acabé cediendo -Pero no me regaláis nada más.
-Sí ya, que te has creído eso -dijo Emma corriendo a la caja a pagar. Cuando llegué ya estaba pagando y no la pude decir que no lo comprara.
-Sois crueles, pero os amo.
-Oins, y nosotras a ti -dijo Itsaso abrazándome.

Al final Marina se compró un vestido azul oscuro de palabra de honor e Itsaso uno de color crema impresionante. Luego fuimos a una tienda a comprar unos tacones. Yo compré unos negros con un cinturón a juego para ponérmelos con los dos vestidos, Marina se compró unos grises marengo y por último Itsaso compró unos marrones chocolate y un cinturón del mismo color. Y ya solo faltaba una cosa, el bolso. Itsaso se decantó por uno a juego de los zapatos y el cinturón, y las demás igual. Cuando acabamos fuimos a comer a un Burger King y luego a casa a prepararme. Sin darnos cuenta ya eran las 5 y media cuando entrábamos por la puerta.

-Ángela a la ducha. ¡Ya! -me ordenó Itsaso.
-Sí señora.

Cogí la ropa interior y me fui a la ducha. Me lavé el pelo, y me di acondicionador y mascarilla. Tenía que estar perfecta. Al salir las chicas ya tenían todo preparado, el secador, las planchas, y el maquillaje que me iban a poner. Trabajaban como un equipo profesional, Itsaso me secaba el pelo mientras Marina me pintaba las uñas de los pies y Emma me preparaba una mochila para no sé qué. Estaba abusando demasiado de ellas, y cada vez que se lo decía me respondían que era una cita muy importante y que había que estar radiantes. Así que no las importaba prepararme, además, no tenían nada mejor que hacer. Cuando acabaron de hacer todo ya eran las 7 y media y Liam pasaba a recogerme a las ocho. Así que me puse el vestido, los zapatos y el cinto, y metí todo lo necesario en el bolso. Las chicas me daban los últimos retoques y me decían que estaba guapísima.

-Oye, igual hay que bajar para que Liam no se desmaye al verte ¿no? -dijo Marina.
-No seáis tontas.
-Estás preciosa y Liam se va a morir cuando te vea -dijo Itsaso.
-Uy, ya está aquí -anunció Emma que estaba mirando por la ventana -Voy a bajar a darle tú mochila.

Emma subió enseguida y me dijo que bajara. Cuando bajé allí estaba Liam esperándome. Llevaba unos pantalones grises ajustados, una camisa blanca, un chaleco y una corbata gris marengo y una americana. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
-Estás preciosa -me susurró al oído.
-Igual que tú.
-Toma, son para ti -dijo tendiéndome un ramo de rosas rojas.
-Muchas gracias, me encantan. ¿Cómo lo sabías?
-Una pequeña ayudita -dijo mirando al balcón donde estaba asomadas las chicas.
-Venga cotillas para dentro -les dije riéndome.
-¡Pasadlo bien parejita! -corearon las tres metiéndose dentro.

Liam me abrió la puerta del copiloto para que me sentara y me dijo que me tenía que poner una venda en los ojos para que no viera nada. Cuidadosamente para no estropear el peinado que me habían hecho estas locas me puso la venda. Calculé que fueron  casi 30 minutos de trayecto, en los que iba hablando con Liam. De repente paró, se bajó del coche y me ayudó a bajar a mi también. Oí el ruido de unas llaves y una puerta que se abría. Liam se colocó detrás mío y me dijo que ya podía quitarme la venda.

-Oh Dios mío.





Lo siento, lo siento de verdad. Siento no haber publicado antes, y hoy que estoy mala he podido escribirlo. Muchas gracias por vuestra comprensión. ¡Os quiero!

domingo, 5 de febrero de 2012

Capítulo 30.


-Niall, para por favor. No… no estoy preparada –dije mientras se deslizaba una lágrima por mi mejilla.
-¿Qué pasa? No me importa, esperaré –Dijo él dulcemente.
-Pues… es que hay algo que no te he contado, porque aunque es agua pasada, todavía me duele recordarlo.
-Emma, sabes que puedes confiar en mí –dijo haciendo que levantara la cabeza.
-Lo sé.
-Bueno, pues cuéntame lo que pasa –dijo abrazándome para darme seguridad.
-Todo comenzó hace tres años y medio, justo antes de cumplir los quince. Había un chico en mi clase del que llevaba enamorada bastante tiempo, pero él nunca se había fijado en mí. Un día, empezamos a hablar, y a conocernos. Después de unos meses, me dijo que me había querido desde el primer momento en el que me vio, pero que le daba vergüenza decírmelo. Así que empezamos a salir. Estuvimos saliendo durante año y medio, hasta el día de su 16º cumpleaños. Yo le había preparado una cena romántica, le había comprado un regalo, y pensaba que había llegado el momento de que lo hiciéramos, porque sentía que estaba preparada. Bueno, pues pasó la noche y lo hicimos, fue maravilloso, pero cuando me desperté por la mañana fui a darle un beso y me rechazó. Se levantó y me dijo bruscamente: “Joder, ya me ha costado año y medio follarte. Ahora ya puedo decir que me he tirado a todas las tías de mi edad del pueblo” Y se fue. Desde ese día no he vuelto a saber nada de él.  Me cambié de instituto y conocí a las chicas. Ellas fueron las que me sacaron de mi profunda depresión, ellas fueron las que le devolvieron la alegría a mi vida. Las conocí en la banda de música, y desde entonces no me he separado de ellas.
-Cariño, lo siento…
-Como tú comprenderás desde entonces no he dejado que nadie traspasará la barrera que le había puesto a mi corazón, pero llegaste tú y el muro se rompió en mil pedazos. Fue como enamorarme por primera vez.
-Estate tranquila, hasta que tú no sientas que estás cómoda no haré nada que tú no quieras ¿vale? Ese tío es un gilipollas no sabe lo que se perdió dejándote, no sabe lo maravillosa que eres porque él solo quería lo que quería. Pero yo no soy tan imbécil como para hacerte daño. Si he de esperar, esperaré, no me importa. ¿Sabes por qué? Porque tengo toda la vida para pasarla a tu lado, y no tengo prisa.
-Simplemente te quiero –dije.
-Yo también –dijo Niall. Después me besó.

Nos quedamos en el sofá donde habíamos estado hablando hasta que vinieron los chicos. Habían dejado a las chicas en el hotel y a Helen en casa. Así que me fui al hotel. Me despedí de todos ellos y salí a la calle.
Hacía un poco de frío, pero no me importaba que el viento me diera en la cara. Necesitaba despejarme después de lo que había hablado con Niall. De camino al hotel recibí un Whatsapp Marina que decía que me estaban esperando con unas pizzas, así que aceleré un poco el paso porque si no me quedaría sin cenar. Cuando entré todas empezaron a chillarme.

 -¡Tardona!
-Lo siento, necesitaba aclarar mis ideas de camino a aquí.
-¿Qué ha pasado? –dijo Ángela.
-Pues que Niall ha intentado ir un poco más allá y… le he contado lo de Adrián.
-¿Y qué ha dicho Niall? –preguntó Itsaso.
-Pues que él no es tan sumamente imbécil como para hacerle daño a la persona que más quiere, y que esperará todo el tiempo que haga falta. Que no tiene prisa, porque piensa pasar toda la vida a mi lado.
-Sabía que lo entendería –dijo Marina.
-Bueno chicas, no quiero hablar más del tema. Ya sabéis como me pongo.
-Vale, a ver esas pizzas que se enfrían –dijo Itsaso.

Nos comimos las pizzas y nos pusimos todas con mi ordenador. Aunque enseguida les dije que me contaran lo que habían hecho con los chicos.

-Pues cuando os fuisteis los chicos nos hicieron la comida y después estuvimos tumbados echando la siesta en el jardín –dijo Marina.
-Luego, a eso de las cinco salimos a dar una vuelta y nos enseñaron Londres –siguió Itsaso.
-Y a mí Liam me dijo que mañana por la noche me pusiera guapa que pasaba a recogerme a las ocho –concluyó Ángela.
-¡Por fin! –dijimos las tres.
-No nos lo habías contado pillina –dijo Marina.
-Me la ha dicho cuando nos íbamos, y quería que os enterarais todas a la vez –dijo sonrojándose. Todas esbozamos una sonrisa.
-Bueno y… ¿qué te vas a poner? –pregunté.
-Ese es el problema no tengo nada decente. ¿Podemos ir mañana de compras?
-¡No nos lo digas dos veces! –gritó Marina.
-Además yo también tengo que comprarme algo decente, por si acaso –dijo Itsaso.
-¿Por si acaso qué? –me apresuré a preguntar.
-Pues es que Zayn me dijo que un día nos iríamos los dos solos y… ¡más vale prevenir que curar! –terminó diciendo con una carcajada.
-Decidido entonces. ¡Mañana nos vamos de compras! –dije yo.
-Ahora a la cama, que sino mañana no hay quien os levante –dijo Marina.
-Sí mamá –coreamos las tres.

Apagamos la luz y cada una se metió en su cama. Mañana sería un largo día de compras.


Narra Liam.

Acabábamos de dejar a las chicas en el hotel y nos dirigíamos para casa cuando recibí un mensaje de Simon: “No te preocupes, pásate a por las llaves por la mañana al estudio”. Era un genio. Solo habían pasado apenas unas horas desde que le llamé pidiéndole que me dejara las llaves de la casa que tenía a media hora de Londres. Allí es dónde nos llevaba cuando estábamos muy estresados si la casa del padrastro de Harry estaba ocupada.

-Chicos, necesito que me ayudéis un poco.
-Creo que ya sé por dónde van los tiros. Espera a que lleguemos a casa y se lo contamos a Niall también.

Cuando llegamos a casa Emma todavía seguía allí con Niall, pero enseguida se despidió de todos nosotros y se marchó.

-A ver chicos, esta es la situación. El otro día, como ya sabéis, le pedí una cita a Ángela y…
-¡ALELUYA! –cantaron todos intentando imitar a un coro de iglesia.
-Sí, vale, lo pillo –dije riéndome – Bueno pues que necesito que me ayudéis un poco. Solo os pido que vayáis a hacer la compra con lo que yo os diga y que me lo llevéis a la casita de Simon a las afueras, nada más. Del resto me encargo yo.
-Dicho y hecho jefe –dijo Louis.
-Mañana os doy la lista de la compra.
-¡Okey! –dijeron los cuatro a la vez.
-Y ahora, buenas noches chicos, estoy cansado –dijo Niall.
-Yo también –dije bostezando –Buenas noches.

Al final acabamos yéndonos todos a la cama. Necesitaba descansar, mañana sería un gran día. 

viernes, 27 de enero de 2012

Capítulo 29.


-¡Pero qué chicas más guapas entran por la puerta! –dijo Louis.
-Va-va-vaya –dijo Liam atónito.
-Os habéis conjuntado –dijo Harry notando que todas llevábamos leggins.
-Muy agudo Styles –dijo Helen bromeando.
-No me llames así –dijo poniendo pucheritos.
-Vale ricitos –dijo Helen soltando una pequeña risa y después dándole un beso para que se le pasaran los pucheros. Después de separarse Harry sonrió ampliamente, parecía que ya se le había pasado.
-Estás guapísima –me susurró Niall al oído.
-Como tú.
-¿Yo? ¡Pero si voy en pijama!
-Ya, pero tú siempre estás guapo, te pongas lo que te pongas.
-¿Incluso con este pijama de marcianitos?
-Y con ese pijama más todavía.
-Te quiero –dijo Niall.

Antes de que pudiera responderle ya había juntado sus labios con los míos, y me besaba lentamente. Me cogió por las piernas sin dejar de besarme y me depositó en su regazo después de sentarse en el sofá. Después de unos minutos sin dejar de besarme nos separamos.

-Creo que este ha sido el mejor beso que nos hemos dado, pero no el más especial –le susurré al oído.
-Puede ser… -dijo haciéndose el interesante- Para mí el beso más especial fue la primera vez que pude rozar tus labios, que pude sentir tu aliento cerca del mío.
-Iba a decir que ese había sido el más especial de todos, y lo seguirá siendo –dije con una gran sonrisa dibujada.

Me abrazó y estuvimos así un buen rato, hasta que nuestras tripas empezaron a rugir.

-¿Qué ha sido eso? –preguntó Ángela.
-Mis tripas –dijo Niall levantando la mano.
-Y las mías –añadí yo. Todos se rieron.
-Pues yo todavía no tengo nada de hambre –dijo Louis.
-Ni yo –corearon los demás.
-Pues Niall y yo nos vamos a comer fuera. ¿Te parece bien cariño?
-Claro, cogemos las cosas y nos vamos.

Cogimos las chaquetas y nos fuimos a la calle, sin rumbo fijo. Íbamos de la mano, paseando entre las calles de Londres, buscando un sitio donde comer. Por el camino tuvimos que pararnos varias veces para que Niall firmara unos autógrafos y se sacara unas fotos. Incluso unas chicas me pidieron que me sacara una foto con ellas. Nada más despedirnos de las chicas, encontramos un restaurante muy coqueto en el que no había mucha gente, y decidimos entrar.

-¿Niall? –dijo una voz.
-¿Jake? –dijo Niall cuando se dio la vuelta.
-¡Niall, cuánto tiempo! –le dijo el chico abrazándole.
-Pues desde que me vine a X Factor.
-Ya, perdimos el contacto.
-Con lo buenos amigos que éramos.
-Sí por cierto. No sabía que al final habías montado el restaurante.
-Sí, lo monté hace como medio año y va genial.
-Ya me alegro tío. Bueno, te presento a mi novia Emma. Emma, este es Jake, un gran amigo mío de Mullingar.
-Encantada de conocerte .dije dándole dos besos a Jake.
-Igualmente –respondió él - ¿Habéis venido a comer?
-Sí, hemos estado dando una vuelta y hemos venido a parar aquí. ¿Nos preparas una mesa? –aclaró Niall.
-Claro, ahora mismo.

En pocos minutos Jake tenía una mesa un poco apartada preparada para nosotros. Nos preguntó lo que queríamos comer, y le dijimos que le dejábamos la elección a su gusto. De primer plato nos trajo una ensalada caprese, que estaba muy buena. De segundo solomillo con patatas asadas y croutons, y de postre un bizcocho de chocolate caliente. Estaba todo riquísimo. Pagamos, nos despedimos de Jake y le dijimos que volveríamos algún día con los chicos.

-¿Qué te apetece hacer? –me preguntó Niall agarrándome por la cintura.
-Pues si te digo la verdad, ir a algún sitio divertido, porque hemos estado toda la semana de “tranquis” como quién dice.
 -Pues ya sé a dónde llevarte. Vamos.

Estuvimos caminando un rato hasta que llegamos al sitio al que me quería llevar Niall. Estábamos en Hyde Park. Aunque normalmente la feria con las atracciones la suelen poner en invierno, estábamos en verano y había feria. Niall me dijo que era porque se celebraba el aniversario del algo, no sabía de qué.

-¡Vamos a la montaña rusa! –dijo Niall entusiasmado.
-¡Let’s go! –le respondí agarrándole la mano y dirigiéndonos a la taquilla.

Montamos en un montón de atracciones, y jugamos a varios juegos. Niall me consiguió un perrito de peluche en uno de ellos. Cuando nos quisimos dar cuenta ya eran más de las seis. Decidimos montar por último en la noria.

-Niall, le tengo un poco de miedo a las norias.
-No pasa nada pequeña, yo estoy contigo –dijo besándome.
-Prométeme que no me soltarás, de verdad que le tengo mucho miedo.
-Te lo prometo -dijo dándole los tickets al señor.

Nos subimos a una cabina los dos solos. No era de esas que se movían, por tanto podíamos estar los dos en el mismo lado. La noria se empezó a mover y yo me acurruqué fuerte contra el pecho de Niall. Él me besó la cabeza y acarició mi pelo. Cuando estuvimos arriba la cabina se paró y decidí observar el paisaje.

-WOW, esto es impresionante.
-Me encanta esta ciudad, pero yo prefiero los pueblos pequeños, como Mullingar.
-Yo también, dónde yo vivo es pequeño, lo que pasa es que tenemos otro al lado del nuestro.
-Algún día me tendrás que llevar allí.
-Claro, no te preocupes. Todavía nos queda toda la vida por delante.
-Y más.

Permanecimos abrazados hasta que la noria se volvió a mover y acabó el viaje. Luego nos fuimos a dar una vuelta por el resto del parque, pero al final decidimos irnos a casa. Cuando llegamos a casa de los chicos no había nadie, pero había una nota en la nevera: “Hemos ido a dar una vuelta, no sabemos si volveremos para cenar”.

-Pues voy a hacer una cosa –dijo Niall acercándose a mí.
-¿Qué?
-Esto –dijo besándome apasionadamente.

Cada vez me besaba con más intensidad. Al principio me dejé llevar, pero luego Niall intentó ir un poco más allá.

lunes, 16 de enero de 2012

Capítulo 28.

A la mañana siguiente me desperté y no encontré ni a Harry ni a Niall en el cuarto. Solo estábamos Helen y yo. ¿Dónde se habrían metido ellos? Con lo dormilones que son.
Miré el reloj y eran las 10. Decidí ir a darme una ducha tranquila antes de que los demás se despertaran y acapararan el baño. Como tenía tiempo, me lavé el pelo, me lo sequé y me lo planché. Luego me puse unos vaqueros, una camiseta con un hombro descubierto y unas Vans. Cuando acabé eran casi las 11, y bajé a desayunar. Allí estaban, en la cocina, cinco chicos maravillosos a los que quería mucho. Carraspeé para que notaran mi presencia.

-Mierda –dijeron los cinco dándose la vuelta.
-Íbamos a despertaros ahora, os hemos hecho el desayuno –dijo Niall acercándose a mí.
-Pues ya no hace falta que me despiertes –dije dándole un beso.
-Nosotros vamos a despertar a las demás.
-Aquí os esperamos –dijo Niall abrazándome por detrás.
-Todavía me debes ese viaje a Irlanda.
-Todo a su tiempo cariño. Lo haremos, pero no te voy a decir cuando.
-Eres una mala persona –dije desasiéndome de sus brazos y dándome la vuelta.
-Por mucho que digas eso me quieres –dijo besando mi cuello.
-No, no te quiero –dije.
 -¿Ah, no? Pues me voy –dijo haciendo el ademán de irse.
-No seas tonto, no te vayas, no me has dejado terminar la frase. No te quiero, te amo.
-Ya lo sabía. Pero yo te quiero más, hasta el infinito para ser más exactos –dijo esbozando una gran sonrisa.
-No puedo resistirme –susurré.
-¿A qué?
-A ti –dije para después besarle. Fue un beso largo, apasionado; solo de los que él me sabía dar. Fue tan largo que los demás ya habían bajado.
-Parejita, que os vais a quedar sin respiración –oí decir a Louis. Niall se separó de mí y le dijo:
-Envidia que nos tienes.
-No es verdad –dijo agarrando a Marina de la cintura y besando su mejilla.
-Bueno, bueno, a desayunar que tengo hambre –dijo Harry que acababa de llegar del baño.

Desayunamos lo que habían preparado los chicos. Tostadas con diferentes mermeladas, huevos revueltos, beicon, leche, café, zumos, cacao… Se habían esmerado. Luego fuimos a recoger las cosas que quedaban en las habitaciones y emprendimos camino de vuelta a Londres.

-¿Cómo vamos a ir en los coches? –preguntó Louis.
-¡Las chicas en uno y vosotros en otro! –coreamos las cinco.
-¿Cómo? Eso no es justo –protestaron algunos.
-Queremos pasar un rato juntas, entendernos.
-Bueno, está bien.
-Lou, cariño, las llaves –le dijo Marina tendiéndole la mano.
-¿Vas a conducir tú?
-No, voy a conducir yo –dije antes de que Marina respondiera -¿Confiarás en mí no? No te voy a rayar el coche Carrot.
-Mas te vale –dijo echándome una mirada de advertimiento.
-Nos vemos en hora y media –dijo Niall besándome.
-Creo que con esto no me va a llegar para hora y media –dije tímida.
-A mí tampoco –dijo dándome pequeños besos en los labios, concluyéndolos con uno largo.
-Huy, creo que así iré de maravilla –dije riéndome, y él conmigo.

Las demás parejas se despidieron. Harry y Helen con un beso en los labios, igual que Marina y Louis, aunque estos un poco más tímidos. Liam le dio un beso en la mejilla a Ángela haciendo que se sonrojara y Zayn le dio un abrazo a Itsaso, pero esta le respondió con un beso en la mejilla.
Nos montamos en el coche y pusimos rumbo a Londres.

-Bueno chicas, tengo algo que deciros –comenzó Ángela.
-¿Qué? –dijo Helen.
-Liam me ha pedido una cita.
-¿Sí? –dijo Itsaso intentando hacerse la sorprendida.
-¡Qué guay tía! –dije yo.
-Ya lo sabíamos –soltó Marina.
-Bien amor, tú siempre tan burra –le dije yo.
-¿Qué? Hay que decir la verdad. Entre nosotras no hay secretos.
-Es verdad Emma, por una vez Marina tiene razón -dijo Itsaso.
-Gracias.
-¿Y cómo es que lo sabéis? ¿Os lo ha dicho Liam?
-Digamos que sí –respondí yo.
-Será…
-Ha sido por una buena causa cariño, luego nos lo compensarás –dijo Marina.
-¿Qué? Ahora me decís lo que pasa.
-No. Se lo hemos prometido a Liam, y una promesa se cumple –dije yo.
-Pero…
-¡Pero nada! No hay excusas –dije poniendo un CD.

No vi cual era, y de repente empezó a sonar What Makes You Beautiful. ¿Estaba escuchando bien? ¿Louis tenía un CD suyo en el coche? Luego les gastaremos unas bromas con lo del CD.
Las chicas se pusieron a cantar. Todas se sabían todas las canciones, y antes de que nos diéramos cuenta ya habíamos llegado a Londres.

Los chicos se dirigieron a su casa, pero Itsaso le mandó un Whatsapp a Zayn diciéndole que nosotras nos íbamos a duchar al hotel y todo. Que en un par de horas estaríamos de vuelta en la casa. Así que nos fuimos todas al hotel. Y las chicas se ducharon por turnos. Como Helen y yo ya nos habíamos duchado en el bungaló, sólo nos cambiamos de ropa y nos peinamos. Habíamos quedado en llevar todas leggins.

Helen se puso unos negros, unas manoletinas blancas y una camiseta blanca con unas letras en negro. Yo también me puse unos negros, pero los combiné con una camiseta azul eléctrico y unas zapatillas del mismo color. Luego nos peinamos la una a la otra. Le dejé el pelo liso a Helen, y ella me repasó lo que tenía mal por detrás. Cuando acabamos nos sentamos en la cama con el ordenador a esperar a que las demás salieran.

Marina llevaba una camiseta morada con un hombro descubierto, unos leggins vaqueros y unas Converse moradas. En el pelo se había dejado las ondas naturales que le salían tras secarse el pelo. Itsaso llevaba unos marrones con un jersey de punto beige de verano y unas sandalias a juego. Su pelo largo caía por su espalda, liso como una tabla, como siempre. Y por último, Ángela llevaba unos leggins grises con una camiseta verde y unas Vans del mismo color. Su flequillo estaba liso pero todo lo demás rizado.

Cuando acabamos volvimos a coger el coche para devolvérselo a los chicos y al vernos entran por la puerta se quedaron todos asombrados.

martes, 10 de enero de 2012

Capítulo 27.

Había caído la noche sobre el pequeño pueblo en el que estábamos. El ambiente se había calmado, estábamos tranquilamente sentados charlando y el hambre de los chicos comenzó a parecer.

-Tengo hambre –dijo Niall.
-¡Y cuando no es fiesta! –dijimos Marina, Ángela, Itsaso y yo en español.
-¿Qué? –dijeron todos.
-Que cuando Niall no tiene hambre –aclaré yo.
-Bueno, pues los que habéis la comida antes en el sofá quietos. Y los demás a la cocina –dijo Liam.
-Sí mi comandante –respondimos todos entre risas.

Cuando se marcharon todos Liam volvió con la excusa de que tenía que ir al servicio.

-Luego tengo que hablar con vosotras dos –nos dijo a Marina y a mí.
-¿De qué? –preguntamos las dos.
-Ángela –dijo ruborizándose.
-Vale, vale. Dile a Itsaso que ella nos ayudará también.
-Okei, gracias chicas –dijo, y se fue.

Nos quedamos hablando las dos parejas hasta que nos llamaron a cenar.  Cenamos la pizza que prepararon los demás y nos volvimos a sentar al lado del fuego como la noche anterior. Convencí a Helen para que entretuviera a Ángela mientras fregaban los platos, así podríamos hablar con Liam.

-Bueno enano, ¿qué era eso que nos tenías que contar? –dije mientras me sentaba a su lado.
-Pues a ver… antes le he dicho a Ángela si quería ir a cenar conmigo, y ha aceptado. Ya sabéis que yo soy muy tradicional, pero quiero que me deis algunas ideas.
-Ángela siempre ha dicho que le encantaría que un chico le preparara la cena –comenzó Itsaso.
-También le gustan las cosas sencillas, nada de gastarse mucho dinero. Ella dando un paseo con la persona a la que quiere es feliz –seguí yo.
-¡Rosas rojas! Puede sonar anticuado, pero siempre han sido sus favoritas. Así que no falten –finalizó Marina.
-Vale, creo que me acordaré de todo. Muchas gracias chicas –dijo dándonos un abrazo.

Justo en ese momento llegaron los chicos, nos vieron abrazados y se pusieron a chillar.

-EEEEEEEEEEEEEEH –dijeron los cuatro –No las acapares a todas Liam.
-Tranquilos celositos, me ayudaban con un asunto.
-¿Qué asunto? Liam Payne, eres mi mejor amigo y… -empezó a decir Niall.
-EJEEEEM –interrumpió Louis.
-Perdón, uno de mis mejores amigos –dijo Niall mirando a Louis para que le diera su aprobación-  Y me vas a decir ahora mismo qué te traes entre manos.
-Una cita con Ángela –acabó diciendo Liam después de unos minutos callado.
-¿Solo eso? Vaya… -dijo Louis bromeando.
-¡Oye Louis, que para mí es importante que me apoyéis!
-Ya lo sé tonto, era para que te rieras un poco, que estabas muy serio.
-Pues no me ha hecho gracia Lou –dijo Liam intentando aguantar la risa, pero al final no pudo.

Entonces llegaron Ángela y Helen que habían terminado de meter los platos en el lavavajillas. Yo me cambié de sitio y me puse con Niall. Harry le hizo un hueco a Helen a su lado y Liam igual.

-¿Os habéis dado cuenta de que siempre nos sentamos de la misma forma? –dijo Niall al ver que estábamos por parejas.
-Sí, es verdad. Vamos a cambiar. ¡Venga, los chicos un asiento para la derecha! –dije yo.
Los cinco se movieron de manera que quedamos Liam y yo juntos, Itsaso y Niall, Marina y Zayn, Helen y Louis, y por último Ángela y Harry. Cada nueva pareja se puso a hablar de sus cosas.
-Bueno, creo que es el momento de decirte una cosa.
-¿Decirme qué? No me asustes Liam.
-Que no, que no. Solo quería darte las gracias por hacer feliz a mi mejor amigo. Por mucho que diga Louis, Niall y yo siempre hemos tenido una conexión diferente, al igual que Louis y Harry. Aunque les quiero a todos como a unos hermanos, sé que es en Niall en quién siempre puedo confiar, el que está ahí cuando más le necesito, el que sabe sacarme una sonrisa, el que me da un abrazo cuando le da la gana. Ya sabes a qué me refiero.
-OOH, no hace falta que me des las gracias por eso.
-Sí, sí que hace falta. Porque sinceramente, nunca le había visto tan feliz. Por mucho que yo le diga que ignore los comentarios de las haters, él se sigue comiendo la cabeza cada vez que alguien le dice algo malo. Y llegas tú, y… no sé, has conseguido que se lo crea. Que se crea que es genial tal y como es. Y me alegro de que hayas sido tú.
-En eso tienes razón, no hace más que torturarse, pero ya verás cómo un día, tú y yo conseguiremos que deje de hacerlo. Gracias a ti también Liam, por haberme acogido como a una más de la familia. Porque solo nos conocemos desde hace una semana y por la confianza con la que me tratas, parece que llevemos años siendo amigos. Gracias –le dije abrazándole.
-No hay que darlas. Me tendrás a tu lado siempre que lo necesites, ¿vale enana?
-Claro, lo mismo te digo.

Nos separamos del abrazo y Liam se estiró en el sofá, y yo me senté entre sus piernas. Pasó sus manos por mis hombros y posó su cabeza en la mía. De repente noté como Liam respiraba más fuerte de lo normal, y le dije a Ángela que mirara si estaba dormido, y así era. Le desperté y cada uno se fue a dormir a su habitación.





Hellou babies! Bueno, quería agradeceros que me dejéis comentarios, y que opinéis sobre la historia. Significa mucho para mí. También deciros que acaba de empezar una nueva evaluación, y no puedo permitirme bajar la media tanto, simplemente porque me da rabia. He pasado de tener de media entre 8 y medio y 9 a un 7'9 en esta primera evaluación. Pensaréis, ¿y se queja? Sí, porque sé que yo puedo más que un simple 7'9. Así que probablemente solo suba capítulos los viernes y fines de semana. Lo siento.
GRACIAS POR VUESTRO APOYO. MUCH LOVE!