lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 9.

Narra Niall.

Nos separamos. ¿De verdad estaba pasando esto? Sí, era verdad. Me correspondía, me quería. Y yo era el hombre más feliz del mundo.

-No sabes lo feliz que soy ahora –le dije perdiéndome en sus ojos.
-Y yo, y yo –me dijo apoyando su cabeza en mi pecho.

Nos quedamos así hasta que se hizo de noche. Emma se había dormido y a mí me daba pena despertarla. Mientras hablé con Harry por Whatsapp. Le conté todo lo que había pasado, me dijo que se alegraba por nosotros y que luego llevara a Emma a cenar a casa, que ellos harían la cena. Entonces, Emma se despertó.

-Buenos días princesa, mejor dicho buenas noches.
-Me he dormido ¿verdad?
-Sí, pero no me importa. Me ha dicho Harry que vayamos a cenar a casa.
-Okei, pero primero podemos ir a la noria, ¿no?
-Sí, ahora mismo vamos.

Nos levantamos, nos sacudimos la hierba de los pantalones y la espalda. Después nos fuimos paseando hasta el río, y de allí, a la noria. Por el camino, le cogí la mano a Emma. Ella miró nuestras manos entrelazadas y sonrió. Una sonrisa de felicidad, esa sonrisa que me hacía feliz. Llegamos al London Eye, y como siempre, estaba Richard vendiendo las entradas. Me acerqué a la ventanilla.

-¿Una cabina sola para un cliente habitual no tendrás Richard? –en seguida reconoció mi voz.
-Para ti todas las que quieras amigo Niall. Veo que hoy vienes acompañado, y a la última vuelta como siempre. Os paso por detrás, venid –nos dijo.
-Niall, ¿sueles venir mucho? –me preguntó Emma.
-Sí, un par de veces a la semana fijo, incluso a veces más. Rick siempre me reserva una cabina para mí solo, por eso de las fans. Me gusta venir aquí a pensar, y a despejarme de todo lo que conlleva ser famoso. Dentro de esa cabina sólo soy Niall Horan, un chico irlandés que está en Londres. Eres la primera persona a la que traigo aquí conmigo, porque hoy es un día especial.

Subimos a una cabina, y Richard me tendió una guitarra. Se la había llevado antes porque quería cantarle una canción a Emma. Ella se sorprendió al ver la guitarra.

-¿Qué vas a hacer con eso? –me preguntó con cara de enfado.
-Tocarla, porque creo que es lo que se hace con ella –le dije riéndome.
-Ni se te ocurra cantarme a mi –dijo poniéndose roja.
-Lo siento mi amor, es demasiado tarde –le dije, y empecé a tocar What Makes You Beautiful. Mientras cantaba, no paraba de mirarla a los ojos. Estaba seguro de lo que sentía, era lo que más quería en el mundo, y no pensaba perderla por nada. Acabé con el verso que solía cantar Harry. No pude resistirme y la besé, como nunca antes.

-No sé cómo puedes hacerme esto, te quiero –me dijo abrazándome. Justo en ese momento, la vuelta se acabó. Y salimos fuera. Nos despedimos de Rick y cogimos un taxi para ir a casa.

Cuando llegamos allí estaban todos, esperándonos en el salón, dispuestos a acribillarnos con preguntas. Y así fue.

-Bueno parejita, ¿algo que contar? –dijo Zayn.
-No, tú lo has dicho, parejita –dijo Emma.
-No os vamos a dar ni un solo detalle hasta que nos pongáis la maravillosa cena que habéis preparado –dije yo.
-¡Qué raro! Niall tiene hambre –dijo Liam.
-Pues sí, como de costumbre –rió Louis.
-Menos cháchara y más movimiento, que el chef Hazza os ha preparado una estupenda cena.

Nos sentamos a cenar, y la verdad es que la comida de Harry estaba muy buena. Bueno, como todas las veces que él cocinaba, se le daba muy bien. Entre Emma y yo, les contamos lo que había pasado, y todos nos miraron con cara de embobados.

-OOOOOOOOOOOH –dijeron los cuatro cuando acabamos- Nos alegramos mucho por vosotros chicos.
-Gracias, y a vosotros, ¿qué tal os ha ido el día? –preguntó Emma.
-Mal –dijo Zayn con cara triste- nadie me quería acompañar de compras.
-Pobre, yo te acompaño mañana –se apresuró a decir Emma.
-Venga bro, yo también te acompaño –dijo Harry.
-Bien, pues mañana te pasamos a recoger pronto Emma –dijo Zayn entusiasmado.
-Tendréis que ir los tres solos, porque nosotros tenemos que ir a grabar al estudio –dijo Louis por él, por Liam y por mí.
-Pero luego comemos todos juntos ¿vale? –dije yo.
-Vale, por mí perfecto. Mañana os espero en mi hotel. Ahora me voy que se está haciendo tarde. Gracias por la cena chicos –dijo mientras se despedía de los cuatro.
-Y de mi ¿qué, no te despides? –le dije haciéndome el celoso.
-Dejo lo mejor para el final –me dijo besándome en los labios.
-Mañana nos vemos princesa, te quiero.
-Y yo a ti mi príncipe –me dijo al oído mientras nos abrazábamos. Se fue, y nosotros subimos a las habitaciones para dormir, mañana sería un largo día.

domingo, 30 de octubre de 2011

Capítulo 8.

-Wow, es precioso Niall –dije.
-Me alegro de que te guste, por cierto, antes se me ha olvidado darte esto –dijo sacando un ramo de rosas rojas.
-Me encantan, gracias –le dije dándole un beso en la mejilla.
-¿Entramos? –me dijo abriéndome la puerta, y todavía rojo por el beso.
-Claro.
-Buenos días, tenemos una mesa reservada a nombre de Niall Horan –le dijo al camarero.
-Sí, pasen por aquí por favor.

Nos llevó hasta una mesa un poco apartada del resto. Niall, como un auténtico caballero, aparto la silla de la mesa y me hizo un gesto para que me sentara. Después nos pusimos a mirar la carta.

-¿Qué vas a pedir Niall? –le dije.
-Pues no lo sé, ¿quieres que compartamos un primer plato y luego cada uno un segundo?
-Vale. De primero, ¿te apetece la ensalada de cangrejo?
-¡Sí! Te iba a decir justo esa, porque tiene buena pinta. Y yo de segundo… Entrecot a la parrilla con guarnición.
-Yo tomaré Salmón a la brasa con salsa de eneldo y mostaza, así probamos carne y pescado –le dije sonriendo.

Llamó al camarero y le pidió lo que habíamos dicho.

-Oye, ¿has subido alguna vez al London Eye, en la última de las vueltas?
-No –dije riéndome- te recuerdo que es la primera vez que vengo a Londres.
-Es verdad, no me acordaba, qué tonto. Pues luego vamos, te va a encantar.

Al de nada, nos trajeron la ensalada. Estuvimos hablando sobre lo que hacía yo en España, sobre lo que hacía en él Irlanda, aquí con los chicos… Terminamos de comer y le pedimos la cuenta al camarero. Niall sacó la cartera y fue a pagar pero no le deje.

-No te creas que vas a pagar toda la cuenta Niall Horan. Yo pago mi parte.
-Ni se te ocurra, invito yo.
-¡Niall, que no!
-¡Emma, que sí!
-¡Que no!

De repente me abrazó por detrás y me dijo al oído:

-Solo con tu presencia y tu compañía me pagas. No me hace falta más, así que esta comida la pago yo.
-Eres encantador Niall Horan. Pero sólo por esta vez –le dije dándole un beso en la mejilla.

Niall pagó y nos fuimos a dar una vuelta. Cerca del restaurante encontramos un parque en el que no había gente, y nos sentamos en la hierba. Niall se tumbó y yo me tumbé a su lado, mirándole. De repente se dio cuenta de que le estaba mirando.

-¿Qué miras, lo feo que soy?
-No, lo tonto que eres al decir que eres feo.
-¿Con que crees que soy tonto? Ya verás –me dijo, y empezó a hacerme cosquillas. Tenía muchas y no paraba de reírme.
-Niall para, por favor que me meo –le dije riéndome y retorciéndome.
-Vale, está bien –se paró, y su cara y la mía se quedaron a varios centímetros. Ninguno de los dos sabía qué hacer, así que él se apartó y se volvió a tumbar mirándome -Lo lo… lo siento.
-No tienes que pedirme perdón Niall –le dije acercándome cada vez más a su cara. Nos quedamos otra vez como antes, a pocos centímetros de distancia.

Entonces supe que ese era el momento, el momento que había estado esperando desde hacía mucho tiempo. Le besé, un beso dulce y suave. Cerré los ojos y me dejé llevar. Cuando los volví a abrir, allí estaba él, con su sonrisa más esplendida que nunca.

-Me acabas de hacer el hombre más feliz de todo el planeta. Llevaba esperando este momento desde ayer, desde que te conocí. Tengo que confesarte que fue amor a primera vista, que cada vez que te conocía más, me enamoraba más de ti. Pero pensé que era demasiado pronto, y que tú no me correspondías…
-Niall… La primera vez que te vi aparecer en el programa, mi corazón dio un vuelco. Nunca pensé que encontraría a alguien tan perfecto. Por muchos que tu digas que eres feo, para mi eres la persona más bella que he conocido. Me encanta tu sonrisa, porque me transmite alegría. A tu lado me siento segura, sé que no me va a pasar nada. Tus ojos me llevan hasta el fin del mundo. Y tus abrazos, me hacen sentirme querida.
No pensé que te llegaría a conocer, pero lo he hecho y eres tal y como te había imaginado desde la pantalla de mi ordenador. Simpático, gracioso, inteligente, amigo de tus amigos. Niall, sé que la perfección no existe, pero tú eres la mía.
-No sé cómo puede existir una persona tan maravillosa como tú. Me haces reír, me haces soñar, compartes mis gustos… Sinceramente, ahora creo que el mundo es un poco menos malo porque existes. Y no quiero una vida en la que tú no estés a mi lado.
-Te quiero.
-No dudes nunca que yo también –me dijo y me besó, más intensamente que antes. Nadie me hacía sentir lo mismo que él.

viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo 7.

A la mañana siguiente me desperté muy risueña, estaba feliz, el día anterior había conocido a mis ídolos y no me lo podía creer todavía. Fui a darme una ducha y bajé a desayunar. 

El comedor del hotel era pequeño y coqueto. Tenía una mesa en la que estaba toda la comida. Cogí un tazón y me puse unos cereales, luego leche y cacao. No tenía mucha hambre, así que solo desayuné eso y subí a la habitación a coger las cosas.

Lo primero que hice fue meter el número de Niall en la memoria, y como sabía que también tenía una BlackBerry, le hablé por el chat. “Buenos días pequeño irlandés, espero que el sonido del móvil no te haya despertado. Voy a hacer un poco de turismo por la mañana, pero ¿luego a la hora de comer haces algo? Un beso, Emma.”

Después me dirigí al armario, cogí un bolso, la cartera, las llaves de la habitación, la cámara con la batería de repuesto, y una chaqueta por si acaso. Cerré la puerta de la habitación y bajé a recepción, cogí un par de mapas de Londres y me marché camino de la aventura.

Como el Big Ben no estaba tan lejos, fui andando hasta allí por la orilla del río Támesis. Pero antes de llegar, me paré en el palacio de Buckingham para ver el cambio de guardia, había llegado justo a tiempo y no había tenido que esperar nada. Fue una experiencia inolvidable, que había que vivir una vez en la vida: ver un cambio de guardia. Ellos ahí, tan elegantes con sus trajes y tan serios como me los había imaginado.

Acabado el cambio, miré el móvil y vi que Niall me había contestado a el mensaje; ponía: “Buenos días a ti también pequeña, acabo de ver el mensaje, porque estaba en la ducha. ¿Te parece bien si quedamos a la una y media en Trafalgar Square? ¡Un besazo!” En seguida le contesté. “Claro, allí estaré. Espero que me lleves a comer a un buen sitio, aunque contigo, seguro que será genial. Nos vemos en nada, un beso.”Casi al minuto de enviar el mensaje ya me había contestado, que rápido era. “No me digas esas cosas que me sonrojo. “Te llevaré a un sitio especial, será una sorpresa. Tendrás que esperar un poco más de una hora para saberlo”

Era verdad, solo quedaba una hora para verle, y estaba muy nerviosa. Me fui a Ver el Big Ben, saqué bastantes fotos. Al London Eye desde el otro lado del río, al propio Big Ben, a las típicas cabinas inglesas, incluso a un autobús de dos plantas que pasaba por allí. Entre una cosa y otra, eran las doce y media, y fui dando un paseo hasta donde habíamos quedado. Eran menos cinco, así que me senté a esperarle en un banco de frente a la fuente.


Narra Niall.                                                                                                                          

Ayer cuando llegué a casa, me puse a pensar qué haría si me llamaba. Lo tenía todo claro, iba a ser una sorpresa. No le iba a decir nada, y puede que al final de la noche ocurriera algo más.

Cuando salí de la ducha vi que tenía una conversación abierta en el chat, era ella. Le contesté y le dije que quedábamos a la una y media en Trafalgar Square. Así que me empecé a vestir, y a prepararlo todo. Harry lo sabía todo, y ahora necesitaba su ayuda.

-¡Harold! ¿Puedes venir un momento?
-Ya voy –me chilló desde su cuarto. Antes de que me sentara en la cama ya estaba allí –Dime.
-A ver, te cuento. Me acaba de mandar un mensaje Emma, quiere que quedemos para comer. ¿La llevo a Nando’s y luego hago lo que te dije anoche? Es que no estoy muy seguro.
-Sí, claro. Seguro que le encanta, tanto como le gustas tú. No te lo quería decir, porque igual me equivoco pero… Ayer, mientras estábamos viendo las fotos, ella solo te miraba a ti. Y eso es señal de algo ¿no?
-¿En serio? No me lo creo Harry.
-Ya es hora de que te tocara ser muy feliz Niall. Convéncete de que te mereces esto y más, porque eres un gran amigo, una gran persona. Y puedo apostarme el cuello y no perderlo a que le gustas a Emma.
-Muchas gracias por todo bro, eres el mejor amigo que uno puede tener –le dije dándole un abrazo.
-De nada. Sabes que te lo mereces. Y ahora venga, vete que si no vas a llegar tarde.

Bajé corriendo las escaleras, me despedí de los chicos y me fui hacia allí. De camino, ya llegando a donde habíamos quedado, compré un ramo de rosas rojas. Al dar la vuelta a la esquina la vi. Sentada en un banco, más guapa que ayer. Fui hasta ella y la tapé los ojos con una venda.

-¿Quién soy? –dije con voz grave.
-Niall.
-¿Cómo lo sabes? –dije ya normal.
-Porque reconocería tu voz de cualquier forma –me dijo sonriendo.
-¿Confías en mí?
-Sí.
-¡Pues vamos!

La cogí de la mano y la lleve entre calles hasta un restaurante pequeño, romántico. Al final, había decidido no llevarla al Nando’s porque las fans saben que me encanta y no quería que nos interrumpiesen. Entonces, la llevé a uno que me había comentado Lou hace bastante, me dijo que la comida era muy buena, y que allí no nos vería nadie. Además, si queríamos discreción la tendríamos. Era el sitio perfecto.

-Ya hemos llegado –le dije quitándole la venda.


jueves, 27 de octubre de 2011

Capítulo 6.

A cada momento estaba más enamorada de Niall, y yo notaba que él sentía algo por mí. Pero no sabía exactamente el que.

-Muchas gracias por acompañarme al hotel Niall.
-De nada, no ha sido molestia –me dijo.
-Lo he pasado genial, gracias por llevarme a conocer a los chicos, ha sido un sueño cumplido. Y gracias por dejarme conocerte. No eres como los demás Niall, al mirarte siento esa pasión que tienes por la música, y todo lo que quieres a los chicos. Eres especial.

En ese momento Niall se sonrojó, y se quedó casi sin palabras.

-Tú también lo eres Emma, no lo olvides. Espero que nos volvamos a ver –dijo. Se acercó a mí, me dio un abrazo y dos besos. Después metió un papel en mi sudadera y me susurró “Por si me quieres volver a ver, solo llama al número del papel”. Después se alejó calle abajo mientras cantaba “Gotta Be You”.

Yo entré en el hotel silenciosamente, porque la recepcionista estaba dormida. Subí a mi habitación y me di una ducha. Salí con la toalla enrollada al cuerpo y otra en la cabeza. Me puse el pijama y me sequé el pelo. 

Cuando acabé, encendí el ordenador y vi que Niall y los chicos me habían seguido en twitter. Y todos habían publicado el mismo tweet: “Tarde divertida con nuestra nueva amiga española. Te queremos” Qué majos; no podían ser más encantadores, tal y como los había imaginado.

Luego, me metí en el correo y les envié uno a mis padres contándoles con todo lujo de detalles lo que me había pasado, que había conocido a One Direction y que había estado toda la tarde con ellos. Les dije que mañana iría a hacer turismo por la mañana y que por la tarde saldría a hacer alguna compra porque había refrescado un poco en Londres y me tendría que comprar una chaqueta.

Apagué el ordenador, ya que era un poco tarde y me metí a la cama. Cogí el e-book que me habían regalado mis padres hace dos años, y me puse a leer un rato. Luego me cansé e hice la lista de los sitios que visitaría al día siguiente. Al final, me cansé, guardé todo, apagué la luz y me acosté.

Estuve dando vueltas durante un buen rato, no paraba de pensar en Niall, en si le habría gustado, en si decirle lo que sentía por él, en todo. “Creo que será mejor que espere antes de decirle nada a Niall, soy una desconocida para él, y tampoco quiero que piense que me gusta solo porque es famoso. Tengo un mes, disfrutar de de su compañía y luego ya se verá, de momento viviré el presente”. Si, al día siguiente llamaría a Niall y le diría a ver si quería quedar conmigo.  

miércoles, 26 de octubre de 2011

Capítulo 5.

Narra Niall.

Me las pagarán, se lo aseguro. No se les puede contar nada.

Mientras Lou y Emma conectaban la cámara, les he contado a los demás que había sido amor a primera vista con Emma. Es perfecta. Ese acento español me tiene cautivado, esa forma de mirarme y de ponerse nerviosa hace que me ruborice. Cuando se aparte un mechón detrás de la oreja, sonríe y baja la mirada, me tiemblan las piernas. Me encanta, cada una de sus partes del cuerpo, pero sobre todo esa mirada verde profunda.
No sé lo que me pasa, solo la conozco de hace apenas unas horas, pero no puedo quitármela de la cabeza. No es una fan más, no es una chica más. Ella es diferente. Me hace reír, cuando normalmente soy yo el gracioso y hace que me ponga nervioso, y eso ninguna chica lo ha conseguido. Quiero conocerla más, y voy a hacer todo lo posible por no perderla.

De repente Zayn me sacó de mis pensamientos.

-Hey bro, estás como embobado ¿pasa algo?
-No Zayn, simplemente estaba pensando.
-Bueno, pues deja de pensar tanto que Emma ya se ha ido a la cocina, te está esperando.
-Ui, si si. Voy ya.

Fui a la cocina y allí estaba ella, mirando lo que había en la nevera y seguro que pensando qué hacer. Notó que había llegado y cerró la nevera.

-He pensado que podíamos hacer una tortilla de patata muy grande, porque después de que prueben un trozo, querrán repetir todos –dijo riéndose.
-Por mi perfecto, además me encanta la tortilla, y creo que los chicos no han probado la española.
-Vale, pues manos a la obra pequeño.

“Pequeño” No había oído mal, me lo había llamado, ya me sentía un poco más en armonía con ella. Mientras cocinábamos estuvimos hablando de nosotros. De lo que nos gustaba, de lo que hacíamos en nuestro tiempo libre… Un poco de todo. Me dijo que le gustaba mucho la música, pero que nunca había tenido una gran voz. Que sabe tocar el piano y que está en proceso de aprender a tocar la guitarra. Y luego me preguntó a mí que era lo que me gustaba hacer a parte de la música. Le dije que me gusta ir a la playa, hacer deporte y jugar a la Wii con los chicos, tenemos una pequeña obsesión. A todo eso me respondió con un: “A mí también. Vaya, nos gustan las mismas cosas”.

Hablando y hablando se nos pasó el tiempo y terminamos la tortilla, tenía muy buena pinta. Se le notaba que le gustaba cocinar.

-¡Chicos, a cenar!
-Hambre, hambre, tenemos hambre, hambre –entraron cantando todos haciendo la conga.
-Uuuuuuu, qué bien huele –dijo Lou.
-Mejor sabrá –le respondí.
-Venga, a sentarse y a probar nuestra maravillosa tortilla –dijo Emma.

Me senté entre Harry y Emma. Quería darle las gracias a Harry por haberme hecho cocinar con Emma. Me dijo que no era nada, que para eso estaban los hermanos, que si ella me hacía feliz que a ellos también. Además, les caía muy bien a todos.

-Bueno, ¿qué tal está la tortilla?
-Deliciosa –dijo Liam relamiéndose.
-Me alegro, Niall es un buen ayudante –dijo Emma sonriéndome.

Cenamos, recogimos todo y Emma dijo que tenía que irse al hotel, que quería descansar. Se despidió de los chicos y les dijo que esperaba volver a verles pronto.

-Emma, ¿te importa que te acompañe? Esta oscuro, y no quiero que te pierdas.
-Claro Niall, ningún problema. Hasta otro día chicos -dijo, y se despidió de todos con dos besos y un abrazo.
-Nos vemos pronto –respondieron los cuatro.

La acompañé hasta el hotel y cuando llegamos, quería decirle lo que sentí, pero me pareció demasiado pronto y no quería asustarla y que se apartarla de mi lado. Un poco egoísta tal vez, pero no había sentido nada parecido a lo que sentía por ella con ninguna chica. Y entonces, ocurrió algo que no esperaba.

martes, 25 de octubre de 2011

Capítulo 4.

-Tranquilo pequeño leprechaun toda tuya –le gritó a Niall que se había ido a la cocina a dejar la compra- Ven, vayamos a poner esto en la nevera que si no se descongela.
-Perfecto, yo te sigo –le dije a Harry.

Entramos en la cocina y colocamos todo en la nevera. Al poco de acabar llegaron los demás, y se asombraron al verme allí, ya que no me conocían de nada.

-Harry, ¿ya te has traído a otra fan a casa? –le dijo Louis.
-No Lou, esta vez no he sido yo.
-No me digas que… ¿ha sido nuestro pequeño irlandés? –dijo Zayn con cara de asombro.
-Sí, ha sido Niall.
-Bueno, yo no soy en este momento el centro de atención. Os presento a Emma. Emma, los chicos.
-Hola, soy Liam. Encantado de conocerte –me dijo haciendo lo mismo que había hecho Harry, abrazarme y darme dos besos. Se presentaron todos igual, uno a uno. Dos besos y abrazo.
-Bueno, Emma, ¿y qué te trae por aquí? –preguntó Louis después de las presentaciones.
-La verdad es que es un poco largo de contar, y si no os importa, me gustaría sentarme, estoy cansada del viaje.
-¡Claro! Vayamos al salón –dijo Niall.

Una vez allí, les conté todo. Que venir a Londres nada más ser mayor de edad era mi sueño desde hacia mucho tiempo, que llevaba ahorrando varios años para venir y lo demás. También les conté como había conocido a Niall, y que era una Directioner española.

-Así que fan nuestra ¿eh? –dijo Zayn.
-Sí, pero no de las más locas –dije; y nos reímos todos.
-Y veo que también te gusta la fotografía, porque esa cámara tiene pinta de ser de profesional –me preguntó Liam.
-Sí, es una de mis grandes pasiones, junto con escribir. Si queréis os enseño fotos.
-¡Por supuesto! –gritaron los cinco a la vez.
-Conectemos la cámara a la televisión –dijo Louis.

Mientras conectábamos la cámara, por el rabillo del ojo veía como cuchicheaban los demás.

-¿De qué cuchicheáis? 
-De nada, solo pensábamos en lo que vamos a hacer mañana, que Simon nos ha dado el día libre, que dice que últimamente trabajamos mucho -dijo Harry.
-¡Podemos ir de compras! -dijo Zayn.
-Tú y las compras. Creo que tienes un grave problema bro, al igual que Harry. Deberíais ir a miraros la cabeza al médico, porque lo vuestro no es normal -dijo Louis riéndose.
-Ja ja, como me río Carrot. Tú deberías ir a mirarte tu obsesión con las zanahorias -dijo Harry.
-Bueno, bueno, haya paz chicos. No empecemos a sacar trapos sucios. Todos a ver las fotos -dijo Niall poniendo orden.

Y así pasamos la tarde, viendo mis fotos. Ellos hacían comentarios sobre ellas. La mayoría eran: “WOW, esta me encanta” o “Sacas muy buenas fotos, son increíbles”. Sin darnos cuenta, se hizo de noche, y los chicos me ofrecieron quedarme a cenar, con la condición de que Niall y yo les cocináramos algo español. Acepté, y Niall les dijo: “Me las pagaréis por esto”. No sé por qué no le decía, pero yo estaba encantada de pasar más tiempo con él.

lunes, 24 de octubre de 2011

Capítulo 3.

Era Niall Horan, componente de One Direction. El grupo formado por cinco chicos que quedó tercero en el X Factor de UK de 2010. Era fan de ellos desde el primer día en el que les vi salir en X Factor. Desde el primer momento en el que vi aparecer la sonrisa de Niall, me enamoré de él, aunque sabía que nunca le llegaría a conocer. Porque ellos vivían en Inglaterra y yo en España. Era casi imposible. Pero ahora sé que no hay nada imposible.

-¿Estás bien? –me dijo.
-Sí, sí. Perdona pero ¿tú eres Niall Horan, no? -le dije para asegurarme antes de meter la pata.
-Sí, el mismo. Y tú eres…
-Emma, Emma Robles –fue lo único que pude vocalizar.
-Robles. ¿Ese no es un apellido español? ¿No serás española no?
-Sí, lo soy. Para ser más exactos una Directioner española.
-¿En serio? –me dijo con cara de asombro.
-Sí, desde el primer día en que os vi en X Factor.
-Siempre hemos querido ir a tocar a España, y estamos planeando una gira en la que pasemos por allí. Incluso les estoy enseñando a Harry, Louis, Zayn y Liam español.
-¿Sí? Sería genial que hicierais varios conciertos allí, hay muchas fans vuestras. Y ya sería mejor aún que os pusierais a hablar en español –dije mientras me reía.
-Sí –me dijo con su perfecta sonrisa- Sabes, no sé si será demasiado precipitado, pero me has caído bien, no eres como las otras fans, eres diferente. ¿Te apetecería acompañarme hasta casa a dejar la compra? Y así de paso te presento a los chicos.
-¡Vale! La verdad es que acabo de llegar de España e iba a dar una vuelta y a cenar, pero me parece mejor plan el tuyo. Trae que te ayudo con las bolsas.

Fuimos todo el camino hablando de España, de su comida y de su cultura. Y yo le preguntaba a él cosas sobre Irlanda, sobre Inglaterra…
En un abrir y cerrar de ojos llegamos a la casa. Tocamos al timbre para que supieran que habíamos llegado. Respondió Harry.

-¿Sí? ¿Quién es?
-Hazza, soy yo –le dijo Niall.
-¿Quién es yo? –dijo Harry, aunque sabía perfectamente que era Niall.
-¿Me vas a hacer decirlo?
-¿Decir el qué? –dije yo.
-Por qué no me has dicho que traías compañía, os abro.

Harry nos abrió la puerta del jardín, y acto seguido la de casa. Y allí estaba, mirando a Niall entre asombrado y enfadado. Pero aún así estaba igual de sexy, aunque yo solo tengo ojos para Niall hay que admitir que Harry no está mal.

-¡Hola! Soy Harry, Harry Styles.
-Sé quién eres –le dije con una amplia sonrisa- Yo soy Emma, encantada.
-El placer es mío –dijo Harry dándome un abrazo y dos besos.
-Menos acercamientos rizitos, que yo la vi primero –le dijo Niall a Harry.

No podía ser verdad. ¿Acababa de decir lo que yo creía? Sí, definitivamente lo había dicho. “Yo la vi primero”

domingo, 23 de octubre de 2011

Capítulo 2.

Me desperté cuando el piloto del avión decía que quedaban cinco minutos para aterrizar, así que nos rogaba que nos abrochásemos los cinturones y no nos moviéramos del asiento. Solo quedaban cinco minutos para pisar Londres, no me lo podía creer, estaba muy emocionada. Tanto que una pequeña lágrima corría veloz por mi mejilla.

Noté como el tren de aterrizaje de desplegaba y tocaba el suelo con un ligero golpe. El avión se paró y una azafata dijo: “Señores y señoras pasajeros, acabamos de aterrizar en London City Airport. Se les ruega que mantengan el orden para salir del avión. Esperamos que hayan tenido un agradable vuelo”. Una vez dicho esto la azafata se retiró a un lado y nos dejó pasar.

Salí, y me dirigí a recoger mis maletas y a pedir un taxi que me llevara hasta el pequeño hotel en el que me alojaba. Había decidido que era mejor alquilar una habitación en un pequeño hotel que alquilar uno caro y gastarme todo el dinero en él, ya que pasaría la mayor parte del día fuera.

Salí del aeropuerto y justo un taxi aparcó, y al verme el conductor salió de él.

-Buenas tardes, ¿le ayudo con las maletas? -me dijo el taxista.
-Buenas tardes. Sí por favor –le dije mostrando mi sonrisa. Las metió en el maletero y le di las gracias.
-¿A dónde se dirige bella dama? –me preguntó mirándome por el espejo retrovisor.
-A esta dirección –le dije tendiéndole un papel.
-Enseguida estaremos, está cerca de aquí. Buena zona para hospedarse -exclamó mientras arrancaba.

Tenía razón el taxista, en apenas 15 minutos llegamos. Me ayudó a bajar las maletas y me deseo una bonita estancia en Londres. Yo le pagué y le di las gracias por haber sido tan amable conmigo. Él me sonrió y volvió a entrar en su taxi. Vi como se alejaba, y cuando giró en la esquina, me dirigí al hotel.

-Hola, soy Emma Robles, y tenía reservada una habitación para un mes –le dije enseñándole el resguardo que me habían dado.
-Sí, su habitación es la 303, en la tercera planta me dijo, y me tendió las llaves.
-Muchas gracias.

Un botones me vio con las dos maletas y me ayudó a subirlas al cuarto. Me acompañó hasta la puerta y me dio las buenas tardes. Entré en la habitación. Era bastante amplia; tenía una cama de matrimonio enfrente de las ventanas, y desde la cama se podía ver, al fondo, la Torre del Parlamento, más comúnmente llamada, Big Ben.

Era pronto, así que podía salir a dar una vuelta y cenar fuera. Organicé las cosas en el armario, cogí la cámara, el bolso, las llaves, dinero y un jersey por si acaso, y salí a descubrir Londres ya entrada la tarde.

Cuando salí del hotel me choqué con alguien y le tiré todo lo que llevaba. Me agaché para recogerlo.

-Lo siento, de verdad que lo siento.
-No pasa nada –me dijo. Su voz me era muy familiar, demasiado diría yo.
-Soy una torpe, toma aquí tienes- le dije tendiéndole las últimas cosas.
-Gracias -me dijo.

Por fin le vi la cara. Y no… no podía ser, era él. Era el chico del que llevaba enamorada desde que le vi en X Factor un día.. Nunca pensé que le llegaría a conocer.

viernes, 21 de octubre de 2011

Capítulo 1.

Es mi sueño, llevo desde pequeña soñando con visitar Londres, con perderme en sus calles, con descubrir su cultura. Y por fin, se va a hacer realidad. Este año, he cumplido 18, me he sacado el carnet de conducir y ya soy lo suficientemente mayor como para viajar sin un adulto. Por eso, lo primero que voy a hacer es ir a Londres.

Llevo ahorrando desde hace cuatro años. He trabajado en el restaurante de mi tío, he repartido folletos y los fines de semana, también repartía pasteles. Entre todo esto, y algún trabajo más, he conseguido el dinero suficiente para hacer las dos cosas. Comprarme una cámara fotográfica profesional, y pagarme el viaje.

Así que aquí estoy, en el coche camino del aeropuerto. Conduce mi padre, va tranquilo y sereno; conversando con mi madre que va de copiloto. En el fondo los dos están muy nerviosos, les da miedo dejarme ir sola a un viaje tan largo sin compañía de ningún adulto. Pero yo sé que confían en mí, y les doy las gracias por hacerlo. Mientras, mi hermana va jugando con su máquina sin levantar la mirada, parece que no le preocupa nada lo más mínimo, pero en el fondo, me va a echar de menos.

-¡Chicas ya hemos llegado! –dijo mi padre terminando de aparcar.
-¡Por fin! Se me ha hecho eterno el camino –dije yo saliendo del coche.
-Emma, ¿seguro que llevas todo?
-Sí mamá, no te preocupes, lo llevo todo. Lo he revisado cuatro veces por si acaso.
-Vale. ¡Vayamos a facturar que si no no vas a embarcar a tiempo!- dijo mi madre.

Facturé mis maletas rápidamente, ya que solo llevaba dos maletas, y una iba vacía porque sólo llevaba los zapatos y el espacio para las cosas que fuese a traer de regalo.

Ya solo quedaba media hora para subir al avión, así que nos dirigimos a la aduana, y allí me tendría que despedir de mis padres y de mi hermana pequeña.

-Creo que ha llegado la hora de despedirse. Os echaré mucho de menos a todos. Prometo escribiros todos los días contándoos lo que he hecho durante el día. Así tendré un diario de lo que hice cuando fui por primera vez a Inglaterra y yo sola.
-Vale cariño. Disfruta, pásalo bien, saca unas fotos increíbles y aprende mucho inglés. Y ya nos iras contando día a día- me dijo mi padre.
Mi madre no podía ni hablar de todo lo que estaba llorando; solo me dijo un par de cosas mientras me abrazaba.
-Ten cuidado, y disfruta. Te quiero.

Me dio un beso en la mejilla y se apartó para secarse las lágrimas. Mi hermana pequeña se tiró encima de mí y me susurró al oído: “Pásalo bien tata, y tráeme un regalo”. Es así de geta ella. Mi padre nos cogió a las tres y nos abrazó. Abrazó colectivo; los echaría de menos.

-Bueno, os quiero mucho a todos. Y tener por seguro que lo pasaré bien, que tendré cuidado y todo lo que me habéis dicho. Es mi sueño, y por fin voy a cumplirlo.

Tras decir eso, me alejé y llegué a la aduana. Le enseñé mi billete al policía, dejé mis cosas en la cinta transportadora y pasé por el detector. Me giré una última vez y me despedí de ellos con la mano. Seguí hacia la puerta de embarque, le di mi billete a una chica y me dijo que ya podía entrar.
Una vez en el avión, un azafato me llevó hasta mi asiento y me dio una botella de agua y unos cacahuetes para el viaje. Me abroché el cinturón, y nada más despegar me quedé dormida.