miércoles, 22 de febrero de 2012

Capítulo 32.

Todo estaba iluminado por velas, nada de luz artificial. A la derecha había unos sofás y la televisión. De frente había una mesa con otro ramo de rosas como centro y cubiertos para dos personas. A la izquierda se podía distinguir la cocina. La luz de la luna entraba por los grandes ventanales que recorrían la pared de enfrente, y le daban ese aire romántico. Me di la vuelta y besé a Liam en la mejilla, él me abrazó.

-Gracias, gracias, gracias. 
-No hace falta que me las des.
-Es perfecto.
-Como tú.

Había conseguido que me sonrojara, y al notarlo me agarró por la cintura y me condujo hasta la mesa. Como un caballero, retiró mi silla para que me sentara. Él se fue a la cocina a terminar de preparar la cena. En seguida vino con un plato, que supuse que era para los dos. La cena transcurrió tranquila, todos los platos los había preparado él. Hablábamos de nosotros, y del tiempo que quedaba para que nos fuéramos. Sin darme cuenta solo quedaba una semana para irnos. Echaría de menos a los chicos, demasiado.

-Hey, ¿qué te pasa?
-Nada, solo que pensaba que falta una semana para irnos, y que os voy a echar mucho de menos a todos.
-No pienses en eso ahora, disfruta de nuestro momento. 
-Eso haré, gracias Liam, eres un amor.
-Algo me han comentado.
-¿Ah sí? Creído -dije fingiendo enfadarme.
-Era broma preciosa -dijo acercándose a darme un beso en la mejilla - Voy a por el postre y salimos fuera.

Liam trajo un bol enorme de fresas y un bote de nata. Nos sentamos en un sofá que había en la terraza uno al lado del otro a disfrutar de las vistas y del postre.

-¿Confías en mí? -me preguntó Liam.
-Claro.
-Pues cierra los ojos, que vas a tener que intentar comerte la fresa. Yo la dejo en un sitio fija y te voy dando indicaciones ¿vale?
-Esta bien, pero igual mejor me pongo el pañuelo, así no veo.
-Vale, estoy listo.
-Y yo.
-Derecha. Un poco más. Ahora hacia delante. Más, más, más.

Podía oír su respiración y su voz muy cerca. ¿Dónde había puesto la fresa?

-Ya lo tienes, dale un pequeño mordisco a la fresa.

Abrí un poco la boca para darle un mordisco a la fresa pero unos labios se posaron en los míos. Sabían a fresa y a nata. Noté como me desataba el pañuelo del pelo y posaba su mano en mi cabeza. Puse mis manos en su cuello y continué con el beso. Sin duda era uno de los mejores besos que me habían dado, sin prisas, disfrutando del momento, enredando poco a poco nuestras lenguas. Al cabo de un par de minutos el beso terminó, pero Liam mantuvo su frente pegada a la mía, y me dio un pequeño beso en la nariz. Después me susurró unas palabras al oído.

-Nunca pensé que conocería a una persona que me hiciera sentir tantas cosas como tú. Apenas 3 días y ya haces que me flojeen las piernas al verte. Haces que me sienta un chico normal de 18 años que tiene un poco de miedo a mostrarse como es. Pero tú haces que ese miedo desaparezca, que me sienta cómodo hablando contigo, que sepa que puedo confiar en ti. Y eso lo has conseguido en un límite de tiempo increíble. La primera vez que te vi en el aeropuerto lo primero que pensé fue: "Qué hermosa es" La verdad es que no pensé que pudiera sacar el valor suficiente como para pedirte una cita, pero aquí estoy, después del beso más maravilloso de mi vida intentando buscar las palabras para decirte lo que siento por ti. Las mariposas en mi estómago no dejan de revolotear, pidiéndome a gritos que te diga lo más importante. Y lo más importante es que te quiero. 

Una lágrima resbalaba por mi mejilla. Nadie me había dicho unas palabras tan bonitas antes. No me salía la voz, estaba tan emocionada que lo único que pude hacer fue volver a darle un beso a Liam, esta vez más corto que el anterior.

-¿Lo puedo tomar como un sí a la pregunta que todavía no te he hecho?
-Sí, claro que sí. Sí que quiero salir contigo Liam -dije esbozando una amplia sonrisa.

Como respuesta me besó, más lentamente que el primer beso. Nos separamos y me apoyé en su hombro. Nos quedamos en el sofá hasta que cayó la noche, luego subimos a la habitación a descansar. Mientras Liam estaba en el baño me puse lo que Emma me había metido en la mochila, unos pantalones cortos de pijama y una camiseta también de manga corta. Cuando acabé Liam salía del baño con unos pantalones cortos y la ropa que se había quitado en la mano. Se tumbó en la cama y yo a su lado. Me dio un último beso y los dos nos dormimos abrazados. 

De repente, noté una caricia en la cara y como alguien susurraba mi nombre. 

-Ángela, está amaneciendo. ¿Vamos a verlo al balcón?
-Claro, espera que cojo una manta.

Cogí la manta y nos tapamos con ella. Salimos a la terraza y vimos el amanecer abrazados. 

-Dicen que si besas a la persona a la que quieres mientras amanece vuestro amor durará eternamente.
-¿Sí? Pues yo no veo a esa persona.
-Imbécil -dije dándole un pequeño golpe en el brazo.
-Pero me quieres.
-Y mucho.

Nos fundimos en un cálido beso mientras acababa el amanecer. Luego subimos otra vez a la habitación y dejamos que Morfeo nos llevara con él hasta la mañana siguiente.

3 comentarios:

  1. Hello!!
    Wow estoy sin palabras .... Increible me encanto!
    Sigue asi. Un besito de una Directioner! ;)

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  2. Vale, me ha llevado unos días leerme la entera, pero ha merecido la pena de una manera inimaginable, me encanta, quiero ma, mas mas mas!! Un besazo, tu nueva lectora Abby xx

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