viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo 7.

A la mañana siguiente me desperté muy risueña, estaba feliz, el día anterior había conocido a mis ídolos y no me lo podía creer todavía. Fui a darme una ducha y bajé a desayunar. 

El comedor del hotel era pequeño y coqueto. Tenía una mesa en la que estaba toda la comida. Cogí un tazón y me puse unos cereales, luego leche y cacao. No tenía mucha hambre, así que solo desayuné eso y subí a la habitación a coger las cosas.

Lo primero que hice fue meter el número de Niall en la memoria, y como sabía que también tenía una BlackBerry, le hablé por el chat. “Buenos días pequeño irlandés, espero que el sonido del móvil no te haya despertado. Voy a hacer un poco de turismo por la mañana, pero ¿luego a la hora de comer haces algo? Un beso, Emma.”

Después me dirigí al armario, cogí un bolso, la cartera, las llaves de la habitación, la cámara con la batería de repuesto, y una chaqueta por si acaso. Cerré la puerta de la habitación y bajé a recepción, cogí un par de mapas de Londres y me marché camino de la aventura.

Como el Big Ben no estaba tan lejos, fui andando hasta allí por la orilla del río Támesis. Pero antes de llegar, me paré en el palacio de Buckingham para ver el cambio de guardia, había llegado justo a tiempo y no había tenido que esperar nada. Fue una experiencia inolvidable, que había que vivir una vez en la vida: ver un cambio de guardia. Ellos ahí, tan elegantes con sus trajes y tan serios como me los había imaginado.

Acabado el cambio, miré el móvil y vi que Niall me había contestado a el mensaje; ponía: “Buenos días a ti también pequeña, acabo de ver el mensaje, porque estaba en la ducha. ¿Te parece bien si quedamos a la una y media en Trafalgar Square? ¡Un besazo!” En seguida le contesté. “Claro, allí estaré. Espero que me lleves a comer a un buen sitio, aunque contigo, seguro que será genial. Nos vemos en nada, un beso.”Casi al minuto de enviar el mensaje ya me había contestado, que rápido era. “No me digas esas cosas que me sonrojo. “Te llevaré a un sitio especial, será una sorpresa. Tendrás que esperar un poco más de una hora para saberlo”

Era verdad, solo quedaba una hora para verle, y estaba muy nerviosa. Me fui a Ver el Big Ben, saqué bastantes fotos. Al London Eye desde el otro lado del río, al propio Big Ben, a las típicas cabinas inglesas, incluso a un autobús de dos plantas que pasaba por allí. Entre una cosa y otra, eran las doce y media, y fui dando un paseo hasta donde habíamos quedado. Eran menos cinco, así que me senté a esperarle en un banco de frente a la fuente.


Narra Niall.                                                                                                                          

Ayer cuando llegué a casa, me puse a pensar qué haría si me llamaba. Lo tenía todo claro, iba a ser una sorpresa. No le iba a decir nada, y puede que al final de la noche ocurriera algo más.

Cuando salí de la ducha vi que tenía una conversación abierta en el chat, era ella. Le contesté y le dije que quedábamos a la una y media en Trafalgar Square. Así que me empecé a vestir, y a prepararlo todo. Harry lo sabía todo, y ahora necesitaba su ayuda.

-¡Harold! ¿Puedes venir un momento?
-Ya voy –me chilló desde su cuarto. Antes de que me sentara en la cama ya estaba allí –Dime.
-A ver, te cuento. Me acaba de mandar un mensaje Emma, quiere que quedemos para comer. ¿La llevo a Nando’s y luego hago lo que te dije anoche? Es que no estoy muy seguro.
-Sí, claro. Seguro que le encanta, tanto como le gustas tú. No te lo quería decir, porque igual me equivoco pero… Ayer, mientras estábamos viendo las fotos, ella solo te miraba a ti. Y eso es señal de algo ¿no?
-¿En serio? No me lo creo Harry.
-Ya es hora de que te tocara ser muy feliz Niall. Convéncete de que te mereces esto y más, porque eres un gran amigo, una gran persona. Y puedo apostarme el cuello y no perderlo a que le gustas a Emma.
-Muchas gracias por todo bro, eres el mejor amigo que uno puede tener –le dije dándole un abrazo.
-De nada. Sabes que te lo mereces. Y ahora venga, vete que si no vas a llegar tarde.

Bajé corriendo las escaleras, me despedí de los chicos y me fui hacia allí. De camino, ya llegando a donde habíamos quedado, compré un ramo de rosas rojas. Al dar la vuelta a la esquina la vi. Sentada en un banco, más guapa que ayer. Fui hasta ella y la tapé los ojos con una venda.

-¿Quién soy? –dije con voz grave.
-Niall.
-¿Cómo lo sabes? –dije ya normal.
-Porque reconocería tu voz de cualquier forma –me dijo sonriendo.
-¿Confías en mí?
-Sí.
-¡Pues vamos!

La cogí de la mano y la lleve entre calles hasta un restaurante pequeño, romántico. Al final, había decidido no llevarla al Nando’s porque las fans saben que me encanta y no quería que nos interrumpiesen. Entonces, la llevé a uno que me había comentado Lou hace bastante, me dijo que la comida era muy buena, y que allí no nos vería nadie. Además, si queríamos discreción la tendríamos. Era el sitio perfecto.

-Ya hemos llegado –le dije quitándole la venda.


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