sábado, 12 de noviembre de 2011

Capítulo 14.

Narra Harry.

-Hem, sí. Hola. Quería un batido como el del otro día, no sé si te acordarás –conseguí articular sonriendo.
-Claro que me acuerdo, no mucha gente pide esa combinación –dijo Helen sonriendo tímidamente.

Venga Harry, lánzate, inténtalo, tranquilízate. Respira hondo y venga, a por todas.

-Oye… Helen… Sé que suena un poco raro, pero ¿te gustaría ir a dar una vuelta conmigo cuando acabes el turno?
-¡Claro, por qué no! –dijo Helen –Aquí tienes tu batido.
-Gracias. ¿A qué hora sales?
-A las ocho.
-Muy bien, te espero aquí a las ocho –dije yéndome hacia donde los chicos.
-¿Qué ha pasado? –dijo Emma.
-Pues… que he quedado con ella aquí a las ocho.
-Me alegro por ti bro, entonces ¿nos acompañas a por las cosas? –dijo Lou.
-Sí claro, vamos. Luego nos vemos Helen –dije guiñándole un ojo.
-Hasta luego chicos, volved pronto –nos dijo a todos.

Fuimos a un supermercado que tenía de todo y Emma compró todo lo que le hacía falta. Después fuimos al hotel y lo preparamos todo, cuando acabamos faltaba media hora para que llegara Niall. Así que Louis y yo nos fuimos a casa para decidir qué me pondría para mi cita.

-Lou, no quiero ir muy de calle, pero tampoco muy formal. ¡Ayúdame!
-Pues yo creo que deberías ponerte la americana que te compraste el otro día, es perfecta para esta ocasión.
-Tienes razón, siempre la tienes Carrot.
-Lo sé –dijo él todo orgulloso de sí mismo.

Me fui a dar una ducha rápida, así pasaba el tiempo hasta que llegaran las ocho. Cuando salí ya estaban Zayn y Liam en casa.

-¿Qué tal les ha ido a los tortolitos? –pregunté mientras me secaba el pelo con una toalla.
-De maravilla, Niall no sabía a dónde iba, pero si sabía que era Emma quién la llevaba –dijo Liam.
-Espero que les vaya bien esta noche –dijo Zayn dejando caer cualquier pensamiento de todo tipo.
-¡Eres un guarro Zayn Malik! –dijo Louis.
-Guarro tú que lo has pensado –dijo Zayn riéndose.
-Bueno, dejar de discutir y ayudarme a arreglar un poco el jardín que está hecho un asco –dijo Liam.
-Chicos, yo me voy a preparar para mi cita.
-¿Cita? –dijeron Zayn y Liam a la vez. Es verdad, no les había contado nada, se me había pasado.
-Que os lo cuente Louis –dije subiendo las escaleras.

Me preparé y decidí ir dando un paseo hasta allí. Estaba nervioso, y todavía faltaba media hora para que Helen saliera. Así que me senté en un parque y esperé. Cuando ya eran las ocho menos cinco, entré por la puerta del Milkshake City y Helen ya salía cambiada.

-¡Qué guapa vas! –le dije.
-Gracias –me dijo ruborizada.

Por el camino fuimos conociéndonos. Me dijo que le gustaba como cantábamos, que le gusta el deporte, y las cosas de chicos como jugar a la play o a la Wii. Noté que iba todo el rato riéndose, y eso me encanta, que una persona sea feliz y que se ría.

-Harry… ¿te puedo hacer una pregunta?
-Claro, dime.
-¿Por qué yo?
-No te entiendo –le dije, aunque sabía perfectamente a que se refería.
-Vamos Harry, que sabes a que me refiero. ¿Por qué me has pedido salir a dar una vuelta a mí? Si no soy más que una simple chica…-dijo agachando la cabeza.
Le agarré la barbilla e hice que me mirara a los ojos.
-Porque no te pones nerviosa cuando me ves, porque no chillas como una fan loca, porque me encanta tu sonrisa, tus pecas por encima de la nariz, todo. Y porque quiero conocerte, me has transmitido seguridad desde que me serviste el batido el otro día. Y… porque no puedo dejar de pensar en ti desde que te vi.
-OOH, Harry –me dijo, y me abrazó, fuerte, como nadie lo había hecho nunca- La verdad es que siempre soy muy tímida con las personas, pero no sé por qué, contigo no. Pienso que puedo ser yo misma, y eso me gusta.

Seguimos hablando todo el rato, fuimos a cenar a un restaurante muy coqueto que ella conocía, y yo insistí en pagar. Al principio no quería, pero al final aceptó a regañadientes. Luego dimos un paseo y la acompañé hasta su casa.

-Bueno, aquí es. Gracias por la cena y por la velada tan agradable –me dijo.
-Gracias a ti –le dije dándole un beso en la mejilla.
-Buenas noches Harry.
-Buenas noches Helen.

Y me fui, me fui más contento de lo que lo había estado nunca. De verdad esa chica me gustaba, y quería seguir quedando con ella. Cuando llegué a casa los tres se habían quedado dormidos viendo una película, les apagué la tele y me fui a la cama. Mañana sería otro día.

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